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Jon Odriozola Periodista

Jose Afonso: veinte años

Luchó contra la dictadura de Salazar y contra la contrarrevolución del «socialista" Mario Soares, a quien sólo supera Felipe González en la historia de la infamia ibérica

El 25 de abril de 1974, a las cero horas, el programa «Límites» de Radio Renazença comenzó a emitir los acordes de «Grandola Vila Morena». Fue la consigna para poner en marcha la «Revolución de los claveles», que puso fin a la dictadura salazarista en Portugal. La letra y la música eran de Jose Afonso de quien, el pasado 23 de febrero de 1987, con 58 años, víctima de una enfermedad a la que no le encontró diagnóstico, se cumplen veinte años de su muerte.

Jose Afonso Cerqueiro dos Santos, Zeca, había nacido en Aveiro en agosto de 1929 y era licenciado en Filosofía e Historia. Fue profesor de instituto hasta 1968, año en el que el fascismo le inhabilitó. Tiempos en que la boga era la «canción-protesta» (Daniel Viglietti le llamaría «canción-propuesta»). A Zeca no le acaba de gustar esta denominación: «el músico es quien protesta, no la canción». Con ello apostaba (ese fue su fallo: apostar, porque un comunista, siempre que apuesta, pierde, hasta que llega... el día menos pensado) por el compromiso político del artista, o trabajador del arte, como decía él.

Luchó primero contra la dictadura de Salazar y, cuando ya esperaba la mano de nieve, contra la contrarrevolución del «socialista» Mario Soares, a quien sólo supera Felipe González en la historia de la infamia ibérica. Sus últimos días los pasó retirado en Vila Nogueira de Azeitao, un pueblito. Viviendo con cuatro duros. Y con la amistad de contados amigos pues, dice, «los únicos que no vienen nunca por aquí, curiosamente, son los músicos y los artistas que antes me trataban como si yo fuera un papa». Se olvidaron de él para conseguir fama y llenar la andorga, o sea, para hacer «carrera». Pero no eran estos miserabilismos «demasiado humanos», lo que indignaba a Zeca. Lo que de verdad le ponía de mala ostia era lo que entonces se llamaba «desencanto» (concepto importado poco después en España por llorones sin causa): «Muchos se han vendido por un plato de lentejas y han justificado su actitud diciendo que estaban desencantados. Me gustaría saber de qué pueden estar desencantados, si aquí no ha habido ninguna revolución. Si hubiese cambiado algo, lo entendería. Pero no es este el caso. Ese desencanto no es más que una justificación para los que nunca han estado encantados y para todos esos traidores». Aquí otro fallo venial de Zeca: no era un prosaico y plebeyo plato de lentejas, como Esaú con Jacob. Que se lo pregunten a Durao Barroso, ex maoísta él. Y demás primogenituras ciegas de marisco.

Jose Afonso, pionero en la reivindicación de las corrientes musicales africanas, autor de más de cien canciones, poemas, cortos de cine, y, sobre todo, productor de honestidad extracomercial. Oigo «Grandola» y me entra nostalgia... del futuro.

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