Hace un año que hoy se cumple en este día...», así reza una canción mejicana de Felipe Valdés, autor también de otro clásico del repertorio parrandero: «Tú, sólo tú» (mira como ando mujer, por tu querer, borracho y apasionado, nomás por tu amor...). No sé si la cosa está para corridos y rancheras, pero la letra de la canción me venía al pelo, y no creo ser el único que esté recordando estos días que el 22 de marzo de 2006 tuvo una ilusión. No he olvidado aquella mañana, y recuerdo un brillo especial en muchas miradas, un brillo que un año más tarde cuesta percibir. La conmoción de los primeros momentos dio paso a unas sensaciones más sosegadas, y no tardamos en descubrir que el Gobierno español había decidido que por ellos, de haber proceso, sería muy duro, muy largo y muy difícil. La represión y el inmovilismo fueron congelando nuesta sonrisa, y fue un jarro de agua fría escuchar varios meses después a Rodríguez Zapatero afirmar en una institución parlamentaria que su gobierno no había dado un sólo paso, mientras acusaba al PP de haberse movido en los tiempos de la tregua y Lizarra-Garazi. Hasta hicieron un video para echar en cara a Aznar lo que ellos debían haber hecho por razones de justicia y porque se habían comprometido a hacerlo.

La canción de Valdés habla, es curioso, de traiciones y decepciones. Y mucho de ello ha habido en este periodo en el que se podían haber producido avances de gran calado. Hay quien insiste en que Zapatero es el presidente español que más ha arriesgado en este terreno, pero se pasa por alto que la izquierda abertzale nunca había hecho tantos esfuerzos como ahora para buscar una solución política, y que no han sido correspondidos. Como se olvida que la sociedad vasca exige con más claridad y vehemencia que nunca que se le reconozca como única dueña de su futuro. Que Zapatero sabe vender humo ya ha quedado acreditado. Pero a estas alturas debería haber aprendido que la izquierda abertzale no se lo va a comprar.

La letra de la canción, sin embargo, tiene una pega: el «tuve». Es restrictivo, porque puede parecer que la ilusión ya pasó, y en esto creo coincidir también con mucha gente: seguimos teniendo la ilusión. El acuerdo político que haga arrancar en firme el proceso es posible. La sociedad lo demanda y a estas alturas es evidente que la acción policial no es una alternativa.