Maite SOROA
Se han quedado pasmados
Se han pasado un año dedicados a imitar al avestruz y, cuando alguien pregona lo que todos sabían, se sorprenden, se estupefactan, se caen del guindo, vamos. Fullaondo y Barrena emplazaron al Gobierno de ZP a cumplir lo acordado y a algunos se les encendió la cara de ira como si de un semáforo se tratara.
El editorialista de «La Razón» advertía que «la acusación, por más que proceda de alguien tan poco fiable como Barrena, no debería pasar sin un inmediato y contundente desmentido oficial». No será tan poco fiable... Y sigue: «una cosa es que Batasuna recurra a la propaganda exigiendo quimeras irrealizables y otra bien distinta que exhiba `compromisos firmados' entre ETA y el Gobierno de España. Urge aclarar, por tanto, si algún dirigente socialista ha pactado por escrito los tres puntos a los que ya aludieron los etarras hace meses, a saber: desaparición de la presión policial y de las detenciones; aceptación del ideario de Batasuna sin cambiar una coma; y acercamiento y liberación de presos». No era exactamente eso, pero «La Razón» escribe para su propia parroquia.
Deja caer lo obvio: «De ser ciertos estos compromisos, es evidente que el Gobierno no ha cumplido aún el primer punto, lo cual explicaría no sólo la irritación de Barrena, sino también el atentado de Barajas». Y suma de su cosecha: «Sin embargo, los otros dos puntos parecen encajar perfectamente con la excarcelación de De Juana Chaos (...) y con el blindaje de Otegi facilitado por el fiscal general Conde-Pumpido. Es verdad que no hay por qué creer en lo que digan los batasunos, pero las últimas decisiones del Gobierno parece que van en la misma línea».
Se extiende en los «favores» del Gobierno en materia penitenciaria y sentencia: «si esos `favores' de la Fiscalía responden o no a los `compromisos firmados' desvelados por Pernando Barrena, es asunto que debe aclararse más pronto que tarde por quien corresponde, sin esperar a que un nuevo comuni-cado de ETA, que tan desvelado tiene al equipo de Moncloa, apruebe o suspenda la aplicada conducta del Gobierno. En todo caso, no estará de más recordarle al ministro de Justicia y a Conde-Pumpido que la única razón, poderosa o no, de un fiscal es la legalidad, no la servidumbre política». Salvo que la servidumbre sea a los suyos, claro.