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A trabajar a Leverkusen, pero a disfrutar a colonia Y Düsseldorf

De Iruñea a Leverkusen, pasando por Colonia o Düsseldorf. Esta es la ruta que muchos aficionados de Osasuna tomarán para ver cómo su equipo juega contra el Bayer 04 Leverkusen. El estadio, la BayArena, se encuentra en una ciudad que también podría llamarse «BayerCity".

Ingo NIEBEL

Uno de los privilegios del periodista es que la profesión le permite relacionarse con personas y temas que en otras condiciones nunca habría tratado. Nunca se me habría ocurrido la idea de escribir un artículo sobre Leverkusen si no hubiera estado aquel día de marzo en la sede donostiarra de GARA, justo cuando los dos compañeros de Kirolak estaban comentando el viaje de Osasuna a Alemania.

Uno me preguntó: «¿Dónde está Leverkusen?». Le respondí: «Entre Colonia y Düsseldorf, a orillas del Rin». Como periodista freelance aproveché la oportunidad de añadir la pregunta del millón: «¿Acaso queréis un artículo como el que escribí sobre Hamburgo y el Sankt Pauli?». La afirmación me gustó, pero al mismo tiempo me puso en una difícil situación: ¿Qué voy a escribir sobre Leverkusen?

Leverkusen está a sólo siete kilometros de mi casa en Colonia. Es una ciudad de 161.000 habitantes pero no sé decir dónde está el casco viejo con sus bares y restaurantes, tan típico para Colonia y Düsseldorf. No recuerdo que mis abuelos o mis padres hubieran ido alguna vez a Leverkusen a pasar la tarde. ¿Para qué ir si no es para trabajar?

De hecho, Leverkusen es una ciudad artificial que nació para que los obreros viviesen cerca de las empresas en casas de alquiler. Así, una parte del sueldo volvió a los bolsillos del patrón, ya que fue él quién construyó las viviendas en 1862. Se llamaba Carl Leverkus y era farmacéutico. En adelante, la colonia de sus trabajadores llevaría el nombre Leverkusen. Era un lugar estratégico para una empresa: aldeas con muchos terrenos y el río Rin, fuente de agua y autopista fluvial hecha para la exportación. En 1891, la Bayer compró las instalaciones de Leverkus y se quedó también con el nombre de la colonia de obreros. El éxito hizo aumentar el número de los trabajadores. La Aspirina se convirtió en el producto más conocido de Bayer. A la sombra del eslogan «Es bueno, es de Bayer», se extendió también la infraestructura de Leverkusen.

El 1 de abril de 1930 se convirtió en ciudad tras la fusión de varios pueblos. Así se explica porque Leverkusen no tiene casco viejo: no creció alrededor de una iglesia, sino entorno a una empresa.

Y Bayer es más que una fábrica: es una forma de pensar e incluso una forma de vivir dentro de un municipio con Ayuntamiento propio. Si la empresa se dislocase, Leverkusen se iría al traste. De hecho ya pasó un mal trago a finales de la década de 1990, cuando Bayer dejó de pagar sus impuestos gracias a una nueva ley inventada por los socialdemócratas.

Cerca de 11.000 socios

A lo largo de su existencia, la empresa se ha hecho también cargo de la vida de sus empleados: no sólo les ha facilitado medios y demás infraestructuras como estaciones de tren y metro, sino también se ha ocupado hasta de su tiempo de ocio. Un buen ejemplo es el club deportivo Bayer 04 Leverkusen, que hoy en día cuenta con alrededor de 11.000 socios que, a parte del fútbol, se dedican también al balonmano, voleíbol y otros doce especialidades deportivas. Así se explica por qué el estadio, en el que jugará Osasuna, se llama BayArena. Quizás algún día también el municipio cambiará su nombre por BayerCity. Sea como fuera, Leverkusen es una ciudad a la que se va para trabajar.

Quien quiere disfrutar tiene a su alcance o la capital del estado federal de Renania del Norte Westfalia, Düsseldorf, o Köln (Colonia), con su preciosa catedral. Ambas sí tienen sus cascos viejos con sus tradicionales cervecerías, pero es la única cosa que tienen en común. Por lo demás, protagonizan una pelea constante entre ellas que se sitúa más allá de la de los bizkainos con los gipuzkoanos y debajo de la de católicos y protestantes en Irlanda del Norte. El principal punto de discordia es la cerveza: la de Düsseldorf se llama «Alt» y es negra, la de Colonia «Kölsch» y es rubia. ¡Ojo! Existe una red clandestina en Euskal Herria que dice a inocentes vascos, que desembarcan en Düsseldorf, que para quedar bien en Colonia tienen que llevar el «Alt». No es recomendable. A la viceversa tampoco. Quien quiera consumir las dos bebidas a la vez, que se vaya a Leverkusen: es territorio neutral y encima ofrece remedio contra la resaca: la Aspirina.

Pautas para llegar y no perderse antes de tomar cerveza

En el aeropuerto de Colonia se baja a la estación subterránea y ahí se toma el tranvía rápido, el S-Bahn S13 (dirección Hansaring) a la estación central de Colonia, «Köln Hbf». Está al lado de la catedral.

En el mismo andén, pero en dirección contraria, para el S6 (dirección Essen). En «Leverkusen-Mitte» hay que bajarse y tomar el autobus al estadio «BayArena».

Los que aterricen en Düsseldorf tienen que saber que la estación no está en el aeropuerto, sino que tienen que tomar un trenecito colgante, el «SkyTrain». A veces no funciona, pero hay autobuses que van al «Bahnhof». En coche, se llega a Leverkusen procedente de Bélgica, (A4) entrando o por la autopista A1 o la A3. La salida está señalada. Atención, «Ausfahrt» significa salida. Los cascos viejos de Colonia y Düsseldorf invitan a tomar cervezas. En Colonia es recomendable también la zona universitaria al rededor de la parada de metro «Zülpicher Platz». I.N

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