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Milton Bearden, de agente de la CIA a asesor cinematográfico para De Niro

El guión de Eric Roth, escrito en 1995, presentaba el personaje central del agente Edward Wilson como un compendio de otros reales: James Jesús Angleton, en ratos libres poeta y cultivador de orquídeas, y Richard Bissell, especialista en operaciones secretas. Pero Robert De Niro necesitaba el asesoramiento personal de un ex miembro de la CIA, por lo que volvió a recurrir a Milton Bearden, que ya fue su consultor en la comedia «Los padres de ella".

Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Después de treinta años de carrera en la sombra -porque los agentes secretos no son funcionarios visibles-, Milton Bearden se ha retirado de esa oscura vida de maquinaciones y actividades inconfesables para convertirse en asesor cinematográfico. En Hollywood las cosas le van muy bien, bastante mejor que a la mayoría de sus colegas, que no pueden pasearse a plena luz del día. Su trabajo actual es bien ocioso, tanto que su primera colaboración directa con el mundo del cine fue para una comedia de éxito.

El actor Robert De Niro necesitaba de la opinión autorizada de un experto para preparar la caricatura del ex agente de la CIA Jack Byrnes en «Los padres de ella», y no quería pasarse de rosca al incorporar la forma en que se supone que un hombre de acción encara su jubilación, reconduciendo la deformación profesional consistente en vigilar a los demás hacia su futuro yerno, al que someterá a un estrecho y obsesivo seguimiento. Sí, todo está contado a base de chistes, pero el tema de la falsa apariencia familiar de los agentes ya estaba ahí, como una preocupación a desarrollar dramáticamente en «El buen pastor», proyecto personal al que el italoamericano ha dedicado los últimos diez años.

De ese modo, lo que empezó siendo una broma ha llegado a consolidarse como una asesoría indispensable, por lo que Milton Bearden puede presumir de ser el consultor de De Niro en todos estos temas relacionados con la agencia. A raíz de la presentación de «El buen pastor» en la Berlinale, la voz de Milton Bearden cobró especial importancia, con muchos medios interesados en saber la cuota de responsabilidad que un hombre que no esconde públicamente su pasado está dispuesto a admitir. En el año transcurrido las preguntas se han ido haciendo más directas, habida cuenta de la que les está cayendo a los neoconservadores norteamericanos liderados por Bush ante el recrudecimiento de la situación en Irak.

Pero el escurridizo Milt no quiere señalar con el dedo, así que, al ser cuestionado sobre la relación entre la labor oculta de la CIA y la política oficial, responde lacónicamente: «Sí, la actividad clandestina de la CIA ha sido parte integrante de la política norteamericana del siglo XX. Ha expresado siempre la voluntad del presidente de turno de los Estados Unidos». Pero, una vez enfocado el asunto hacia la imagen de la potencia en el mundo a causa de su beligerante política exterior, ya se extiende más en sus justificaciones: «Hay que entender que cuando los EEUU y la URSS representaban los dos polos casi todos los países gravitaban hacia el uno o el otro. Los Estados Unidos fueron criticados por muchas cosas pero, desde que cayó la Unión Soviética, aquel equilibrio mundial desapareció y, por ende, al antiamericanismo gratuito le ha seguido uno mucho más focalizado y específico, y esto no creo que sea bueno para nuestra seguridad».

Llegados a este punto a Milt no le queda otro remedio que dar respuesta a las dudas razonables que plantea el intervencionismo basado en desestabilizar gobiernos a conveniencia: «Hay siempre alternativas tácticas, situación por situación, y podremos preguntarnos si determinadas injerencias en Centroamérica o en Oriente Próximo fueron justificadas. Yo diría que, simplemente, les hemos permitido a los cronistas del New York Times o del Washington Post exagerar la importancia de hechos pasados en Guatemala o en Irán. En realidad, eran operaciones casi artesanales que a duras penas han acelerado procesos que, con toda probabilidad, habrían acabado ocurriendo de cualquier forma. Ahora, si la pregunta es si hemos tenido razón al hacerlo, desde el punto de vista de entonces diría quizás. Aún así, hablando de Guatemala, donde el secretario de Estado es el jefe de la CIA y donde oficiales del Consejo de Seguridad Nacional tenían relaciones con representantes de la United Fruit, empresa con grandes intereses en un país luego subvertido, quizás esto se podría criticar. Pero si se trata de ver a la CIA como una aguja que gira enloquecida, entonces esto es un error, porque siempre ha actuado por precisa voluntad del presidente en el cargo. Hemos hecho exactamente aquello que nos ordenaban».

Conviene cerrar el examen de conciencia recogiendo las palabras de Milt sobre lo que supone interferir en la autodeterminación de los pueblos, bajo la supuesta bandera de una todopoderosa nación que dice representar la democracia en el mundo: «Lo que debemos hacer es mirarnos a la cara y preguntarnos honradamente qué estamos haciendo ¿Alcanzaremos a realizar nuestros ideales en Medio Oriente? Me desagrada decirlo, pero probablemente no».

NUNCA CONTADA

Robert De Niro relata la historia, hasta ahora nunca contada, de la creación de la CIA, vista a través de los ojos de un hombre que creía en los Estados Unidos y estaba dispuesto a sacrificar todo para proteger a su país.

«SKULL & BONES"

Matt Damon interpreta a un joven idealista que se une a la sociedad secreta «Skull&Bones» mientras estudia en Yale. Posteriormente, empieza a trabajar en la precursora de la CIA durante la segunda Guerra Mundial.

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