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Arde Hollywood, Peg sigue deambulando por tus colinas

Peg Entwistle se suicidó en Hollywood, en el antaño bosque de acebos. Saltando desde la letra «H" del cartel acabó con la presión, las penurias y la baja autoestima generada por las calamidades que tuvo que sufrir. Dicen que, desde aquella noche, en los días de niebla pasea cerca de estas letras. Quién sabe si el incendio del otro día no fue debido a un «descuido" de su fantasma

Iratxe FRESNEDA, Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Nunca he creído en fantasmas, pero haberlos, haylos; algunos más vivos que muertos. Y a la sombra de estos últimos, a veces, pueden llegar a crecer estimulantes leyendas.

Al ver avanzar las llamas alrededor de las colinas de Hollywood un espectro ha llamado a las puertas de mi memoria. Supongo que la estela de la actriz Peg Entwistle sigue deambulando por aquellas colinas. Como casi todas las cosas que prosperan en los Estados Unidos, este símbolo icónico de la meca del cine mundial, también surgió por asuntos monetarios. Peg se suicidó en Hollywood, en el antaño bosque de acebos, arrojándose desde la letra «H» del cartel que prometía Hollywoodland, cuando estas letras anunciaban la venta de una nueva promoción de viviendas en la soleada California. Saltando desde allí acabó con la presión, las penurias y la baja autoestima generada por las calamidades varias que tuvo que sufrir.

Ella, como muchas otras actrices de la época, se mudó a Hollywood durante la Gran Depresión, joven y bella según los cánones de aquellos días, y tras una interesante carrera como actriz de teatro de Broadway consiguió un pequeño papel en «The mad hopes», en la que aparecía el mismísimo Humphrey Bogart. Poco después, firmó con los estudios RKO para rodar «Thirteen woman», de David O. Selznick.

Como suele ocurrir, la película no pasó con demasiada buena nota los test previos al estreno y esto movió a los productores a realizar un recorte de 14 minutos de la cinta. De este modo, gran parte de la actuación de Peg fue eliminada de la película y motivó que la RKO rompiera su contrato con la joven actriz. Tras pasar el verano de 1932 de audición en audición, sin éxito ni trabajo alguno y prácticamente arruinada, acabó posando en top-less para un afiche de la época.

Llegado el mes de setiembre de aquel año tuvo lugar la première de su segunda película en Hollywood y, tal y como cuenta la leyenda, ella no fue invitada. Totalmente desesperada, se pasó la noche entera emborrachándose antes de suicidarse. Ironías de la vida, dos días después de que muriera, su tío recibió una carta en la que le ofrecían el papel de una mujer suicida. Dicen que, desde aquella noche, en los días de niebla Peg pasea cerca de las letras de Hollywood. Quién sabe si el incendio del otro día no fue debido a un «descuido» de su fantasma.

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