Maite SOROA
Conclusiones de una redada
Las últimas detenciones y los consiguientes encarcelamientos dieron ayer material suficiente a los editorialistas para volver a la carga, eso sí, cada uno desde su particular trinchera.
El de «El Correo Español» y «El Diario Vasco» aprovechaba para acercar el ascua a su sardina y sentenciaba que «ni siquiera la eventualidad de que la izquierda radical lograra sortear la Ley de Partidos para ir a las urnas, un objetivo que hoy obstaculizarán la Fiscalía y el Abogado del Estado, garantizaría el retraimiento etarra. Todo lo contrario, podría servir de acicate para que persevere en su chantaje».
Y en «El Mundo» le echaban la culpa de todo a ZP: «La actual división es una victoria de ETA que Zapatero le ha concedido. Perpetuar esta situación supone proporcionar a ETA la macabra baza de romper definitivamente la mesa del consenso arrojando sobre ella el cadáver de un concejal o dirigente del PP. Sería un salto cualitativo trágico en la liquidación del espíritu de la transición». Suena fuerte, ¿verdad?
También «El País» se apuntaba a opinar sobre el asunto y concluía el de Prisa que «la hipótesis de un final dialogado de ETA se hacía depender de la aparición de datos indicativos de una voluntad de poner fin a la violencia. Evidenciado que tal voluntad no existe, la eficacia policial vuelve a ser un eje central de la política antiterrorista». O sea, más palos. Por decirlo claro.
El de «Diario de Navarra» sacaba su propia conclusión: «Esta operación antiterrorista basta para reafirmar la negativa oficial a permitir que Batasuna se presente a las elecciones sin condenar previa y explícitamente la violencia sangrienta de la sigla a la que pertenece». Este ha fumado algo raro.
En tono distinto, el de «Diario de Noticias» barajaba otra hipótesis: «asistimos a declaraciones alarmistas sobre una ETA en plenos preparativos para una vuelta a la apertura de todos los frentes. Sería desastroso que así fuera. Si, por el contrario, se tratase de mera advertencia en el contexto de un pulso negociador, la redada sería cruel, pero irrelevante».
Y en «Deia» aseguraban que «ETA se ha saltado el planteamiento de la doble vía negociadora siempre que ha querido, interfiriendo y poniendo condiciones donde sólo deberían hablar los partidos políticos (...) nos encontramos en el punto de partida de todo el proceso, es decir en un escenario mucho más cercano a un atentado que a un paso hacia la paz o el proceso negociador». De las torturas, ni pío.