La «casa uña» china, cuya imagen sobresaliendo en medio de un inmenso solar en obras ha acaparado en las últimas semanas la atención de los medios de comunicación, ya no existe. Ayer fue derrumbada después de que sus propietarios terminaran aceptando la indemnización ofrecida por la compañía inmobiliaria que había adquirido el terreno. La demolición del edificio duró tres horas, según informaron fuentes oficiales.

El matrimonio formado por Wu Ping y Yang Wu comenzó su batalla por una indemnización justa hace ya tres años en el centro de la municipalidad de Chongqing. Su historia, no obstante, no ha llegado a alcanzar eco internacional hasta poco después de que el Parlamento chino aprobara, a principios de marzo, la histórica ley que equipara la propiedad pública y privada, y que el actual Gobierno ha defendido alegando que servirá para garantizar los derechos de los ciudadanos.

La pareja, que regentaba un restaurante y había protestado porque los constructores les habían ofrecido dos plantas altas en un nuevo edificio, se negó a trasladarse tal y como hicieron el resto de las 280 familias que vivían en el solar y han pasado tres años sin agua ni electricidad. El pasado 19 de marzo, un tribunal local sentenció que el inmueble debía ser desalojado, y fue entonces cuando la pareja decidió acudir a los medios y denunciar su situación. La batalla ha dado frutos y el matrimonio recibirá un nuevo apartamento, al parecer, mejor que el que les habían ofrecido y una compensación de 95.000 euros para los gastos de traslado.

La pareja ha recibido numerosas muestras de apoyo, muchas de ellas vía internet. Gran parte de los participantes en una consulta organizada por la web Sina.com expresaron su respaldo a la postura mantenida por el matrimonio, que para algunos ha sido «heróica».

Para el jefe local de Justicia, Zhang Li, el caso pone en evidencia que «dueños y constructores deberían, para construir una sociedad armoniosa, ser considerados el uno con el otro y buscar la vía negociada para resolver disputas».

Sin embargo, es probable que en el futuro iniciativas como ésta no obtengan el mismo beneplácito de las autoridades locales. «No deberíamos crearle tanto problemas al Gobierno», comentó al respecto un vecino de los afectados.