Pocos ciudadanos de a pie se apercibieron ayer de la inusual efervescencia que reinaba en la ciudadela del 1er Regimiento de Paracaidistas de Infanteria de Marina (RPMI) porque la visita del presidente Jacques Chirac estaba destinada, única y exclusivamente, a los militares de la fortaleza situada en la colina que domina la confluencia del Aturri y el Errobi.

El presidente de la República, que nunca antes había realizado una visita oficial a territorio vasco, vino a Baiona de la mano de su ministra de Defensa, Michèle Alliot-Marie, que ha sido siempre una leal seguidora de Chirac. La visita duró apenas dos horas, durante las cuales las fuerzas especiales realizaron espectaculares exhibiciones. En su discurso, Chirac se dirigió a las mismas para loar sus competencias y para recalcar la trascendencia de su cometido.

Si bien es conocida la frialdad con la que el presidente saliente apoya al candidato de su partido, Nicolas Sarkozy, algunas de las palabras del jefe de Estado se refirieron, indirectamente, a unas recientes declaraciones de la candidata socialista, Segolène Royal, que ha defendido la reducción del presupuesto destinado a la Defensa. Chirac subrayó la necesidad, no sólo de mantener dicho presupuesto, sino de aumentarlo.

Protesta ante el portalón

Unos cincuenta metros antes del portalón de acceso a la ciudadela y haciendo frente a una barrera de CRS, varias decenas de ciudadanos que portaban ikurriñas desplegaron una pancarta en la que podía leerse «Herri bat gara. Reconozca y respete nuestros derechos». Los concentrados habían respondido a la convocatoria de Batasuna, que quiso denunciar la visita del actual presidente francés.

El mahaikide Jean-Claude Agerre destacó el doble objetivo de la denuncia. Por un lado, el hecho de que, «tras doce años de `reinado', venga a homenajear a uno de los regimientos militares que simbolizan el brazo armado del neocolonialismo francés en el mundo, ya que el RPMI de Baiona ha estado ligado a cantidad de asuntos sucios y conflictos como el del Rainbow Warrior en 1985 o, más recientemente, al genocidio de Rwanda, en 1994, y a la ejecución de civiles en Costa de Marfil hace dos años, sin olvidar su actual presencia en Afganistán».

Por otro lado, el representante de Batasuna manifestó que «Chirac no es bienvenido porque el balance de sus años de mandato se resume a la constante negación y no reconocimiento de la existencia de Euskal Herria y, además, lo hace en un momento en el que se está desarrollando un proceso de resolución democrático del que el Estado y él mismo rehuyen cualquier responsabilidad».

Para Batasuna, la visita Chirac ha sido «una nueva muestra de la imposición y de la vulneración de los derechos fundamentales de los pueblos y, en particular, de Euskal Herria».