Aún con el riesgo de poder quedarse sin otro espectáculo de estas características, Zurbano puso ayer los cimientos de una nueva Final Four para su equipo en otra noche mágica europea. Si en los dos últimos precedentes de Moscú y Praga los seguidores baskonistas habían visto impotentes cómo Pini Gershon lograba desconectar a los gasteiztarras, con el influjo de su guarida, ayer fue el judío el que tuvo que asistir sin capacidad de reacción la exhibición colectiva de un Tau desatado que dio un golpe de autoridad con un triunfo más contundente de lo esperado previamente.

Igor Rakocevic fue el desatascador en los momentos más duros y peleados, pero la clave estuvo en un juego colectivo y en la mayor implicación de toda una plantilla mucho más amplia y de calidad que desbordó a un Olympiacos que se diluyó sin sus estrellas.

En un inicio marcado por la tensión y las férreas defensas producto de un gran estudio previo, el Baskonia encontró en un magnífico Rakocevic la forma de salir de la guerra de guerrillas en la que se había convertido el partido. Con todas las estrellas inutilizadas, el escolta serbio se salió con 14 de los 20 puntos de su equipo (3/3 en triples) y fue el factor desequilibrante en un Baskonia en el que Scola y Prigioni volvían a estar ausentes en un choque peleado.

Otro de los aspectos importantes para que el equipo de Maljkovic tomara una ventaja de ocho puntos en el primer cuarto fue que, con unos porcentajes malísimos, el Tau cerró bien el rebote.

Gershon, que una vez más acertó al cerrar a los bases y Scola, buscó más ataque con la entrada de Macijauskas y Schorchianitis antes de lo previsto, ya que Acker y Domercant estuvieron perfectamente secados.

Sin Rakocevic, el ataque local se nubló algo en el inicio del segundo cuarto y Olympiacos, que había malgastado muchos tiros, se acercó a cuatro puntos. Erdogan, con dos penetraciones, tomó el relevo de Rakocevic en ataque y, con ambos y Prigioni de vuelta en la cancha, volvieron a hacer excelente la gran defensa pegando un bonito arreón de doce puntos de ventaja al descanso (40-28).

La tercera falta de Scola encendió las primeras luces de alarma, pero apenas parpadearon un par de veces. Y es que, en ausencia del capitán, un hasta entonces dubitativo Zoran Planinic tomó el mando del partido y el Baskonia pegó el arreón definitivo, amparado en una defensa excelsa con un House de lujo, El alero estadounidense, metidísimo en el partido, le dio hasta cuatro posesiones extras al equipo con dos grandes robos y dos rebotes ofensivos espectaculares y puso el broche a un magnífico cuarto con un triple sobre la bocina que dejó la ventaja en 19 puntos al término del tercer cuarto (59-40).

Todo el mundo vino preparado para un final apretado y mucho más igualado, pero el último cuarto fueron diez minutos para el disfrute de un pabellón que no quiso perderse ni uno solo de los que pueden ser los últimos minutos de Euroliga en Zurbano de un Baskonia que dio el primer e importante paso hacia su tercera participación en una Final Four. Gershon reservó a sus jugadores más importantes y no quiso desvelar ninguna de las trampas en las que intentará que el Baskonia caiga en Atenas, si logra levantarse de un golpe como el de ayer.