La semana pasada se habló largo y tendido sobre las dos campañas que realizó Ernesto Valverde al frente del Athletic y la importancia que tuvo en el buen hacer del equipo el trabajo del técnico gasteiztarra desde el banquillo. Valverde consiguió crear un equipo competitivo que jugaba muy bien a fútbol y el anuncio de su marcha supuso el comienzo del declive del Athletic. Contar con un entrenador en el que confíen los jugadores es vital en cualquier club y más en uno como el rojiblanco con su particular filosofía.

En su regreso a San Mamés, Valverde demostró que también ha logrado formar un buen conjunto con el Espanyol. Los periquitos jugaron con el equipo B y, pese a tener el éxito europeo en la cabeza, disputaron el encuentro y tuvieron opciones de poder ganarlo hasta el final. Pero Mané le ganó la partida el domingo con sus decisiones al acertar a cambiar el rumbo del encuentro.

Las tres sustituciones introducidas por el entrenador rojiblanco llegaron en el momento adecuado e influenciaron el devenir del encuentro. El planteamiento inicial del Athletic consistía en ceder la iniciativa al rival, estar bien concentrado en defensa y salir a la contra.

Sin embargo, el gol del Espanyol rompió todas las previsiones. No se habían disputado ni cinco minutos y los rojiblancos se vieron obligados a buscar la portería contraria. El nerviosismo no se apoderó del equipo ni tampoco se vino abajo, pese a que supuso un duro golpe, y fabricó dos ocasiones claras de la mano de Aduriz y Garmendia.

Los catalanes controlaron bastante bien el primer tiempo y el Athletic dejó en evidencia que le faltaba algo más para meterles en su propia área. Ese algo más, fue la entrada de Urzaiz. Su presencia en el terreno de juego intimidó al rival que se echó para atrás rápidamente. Valverde, incluso, metió a un central más -Torrejón-.

Urzaiz revolucionó la contienda, marcó dos goles y facilitó el juego ofensivo del equipo. Al igual que el equipo con el de Tutera la grada se encendió. Pero tras anotar el tanto del empate, Mané reaccionó para detener el ritmo. El partido había entrado en una dinámica peligrosa, estaba muy abierto y cualquiera se podía llevar la victoria.

Yeste e Iturriaga saltaron al campo y la tranquilidad retornó. El juego se estanco al reforzar el trabajo centro del campo. No sólo eso. Aunque el de Basauri no está al cien por cien por sus problemas de pubis, puede cambiar un partido con una aparición y lo hizo. El gol del triunfo nació en una falta sacada por Yeste y también pudo hacer el tercero con un disparo desde fuera del área.

Valverde también hizo algo similar al dar entrada a De la Peña cuando faltaban diez minutos y su equipo rozó la igualada en el descuento en una falta botada por él.