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Mello Un ascenso por las lagunas de sur

En el extremo noroccidental de Bizkaia, separando los valles del Barbadun, Sopuerta y el cántabro de Otañes, se eleva el macizo del Mello. Un centenario de modesta altura (633 m) en una comarca muy castigada por las repoblaciones de eucalipto. Geográficamente, sin embargo, tiene su interés por elevarse directamente sobre el Cantábrico, al que debe buena parte de sus paisajes. Las rutas de ascenso habituales siguen la GR 123, tanto desde Muzkiz como puerto de Las Muñecas. Vamos a describir una alternativa desde el sur, en la confluencia de los valles de Galdames y Sopuerta, recorriendo hasta su cabecera el amplio valle que se desprende en esta vertiente de la montaña. Enlazaremos así varios lugares poco conocidos que tienen su interés: las lagunas de La Pesquera y Vinagre, con su bosque de ribera, las peñas de Bolar y la cumbre de Llangon.

Lagunas de Mello

Comenzamos en el pequeño núcleo de El Ventorro (52 m), siguiendo a pie la pequeña carretera que sale por detrás de las casas en dirección Oeste. Avanzamos por la margen derecha del valle que va enfilando al Norte, con un boscaje de ribera (alisos, fresnos, robles, castaños) bien conservado. A los diez minutos se acaba el asfalto y seguimos al frente por pista de tierra. Un poco más adelante (120 m - 0,15 h), podemos tomar una pista de hierba que se desvía a la derecha para visitar la laguna de La Pesquera, escondida en una cubeta donde se ubicaron las minas San Antonio y Montellano. La maleza y vegetación cubren totalmente los restos de la antigua explotación, formando un conjunto bastante salvaje. De vuelta a la pista principal, asciende en una revuelta hasta bordear por la derecha otra laguna más grande, La Vinagre, donde es habitual ver pescadores. Luego, el camino pedregoso gana altura por la margen izquierda del valle y damos con una reciente matarrasa de eucalipto (200 m - 0,35 h), otra de tantas que han matado la piel de esta montaña.

Arriba veremos una serie de centinelas aislados: son las peñas de Bolar, unas curiosas formaciones de arenisca rodeadas por una pequeña mancha de vegetación autóctona (bortos y encinas). Nos acercamos hacia ellas saltando varias pistas de la repoblación y ganamos el lomo del cordal.

Hacia la cima

Siguiendo monte arriba salimos a otra pista, más ancha, que se dirige al puerto de Las Muñecas, pista que abandonaremos enseguida para tomar otra que asciende al Noreste por el pinar. Manteniendo este rumbo vamos dando la vuelta a la ladera hasta ver el valle de Somorrostro (500 m - 1 h). El camino sigue ahora la misma muga entre Muzkiz y Galdames y un corto repecho nos lleva a lo alto de la loma, final del cordal del Mello por este lado. Esta cumbre (Llangon, 560 m - 1,10 h) es muy poco conocida y tiene un buzón de 1996 del C.D. Mello, de Muzkiz. Al Noroeste divisamos ya el vértice de la cima del Mello. Bajamos al collado que nos separa, con un cartel señalizador del paso de la GR 123, y en diez minutos llegamos a la cima (633 m - 1,30 h). Las vistas hacia el Cantábrico y el valle de Sopuerta, con el Alén al fondo, son el premio. Para el regreso no nos hace falta pasar por Llangon. Volviendo al poste indicador, seguimos la GR 123 un poco hacia el Oeste y nos dejamos caer por el pinar de la vertiente hasta enlazar con las pistas inferiores que nos devuelven a la zona de las peñas de Bolar. Desde allí, desandaremos la ruta de ascenso hasta el punto de partida (2,45 h).

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