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Raimundo Fitero

Horario basura

La 2 empezó el lunes una supuesta nueva etapa de programación. Y lo hizo de la peor manera posible para su viabilidad a medio plazo: ninguneando un evento cultural de primera magnitud que debería haber ofrecido en directo, o como mucho en un falso directo con un retardo preventivo o profiláctico de unos minutos, y no en diferido y en horario basura. La gala de entrega de los Premios Max ofrecido a partir de casi medianoche es un despilfarro, un fraude, un desprecio imperdonable al mundo de las artes escénicas, pero, sobre todo, es una muestra de los malos tiempos que corren sobre esta cadena que la quieren simplemente comercializar, es decir desvirtuar, meterla en la vorágine de los resultados de audiencia y, en consecuencia, desculturalizarla todavía más si es que eso fuera posible.

Las galas, galas son. Y si se viven en directo tienen una posibilidad de engancharse en cuanto pueden generar inquietud por saber los resultados. Colocada con cerca de tres horas de demora se convierte en otra cosa distinta, y verla conociendo los resultados, es añadirle menos incertidumbre y asombro. La realización técnica fue correcta; lo retratado, es decir el espectáculo, se ofreció con una bastante eficaz realización y las horas televisivas transcurrían con muy poca vitalidad. Para hacer caso a los datos oficiales, la vieron en La 2 algo más de doscientas sesenta mil personas con un share del 4,1 %, lo que no está nada mal si se compara con los resultados habituales de otros programas culturales en la misma cadena. Estos son los datos, analizarlos es llorar. O berrear. O jurar.

Dos detalles: el jefe de las SGAE, en su primera intervención, puso el reloj en horario televisivo, no en el que transcurría realmente. Solamente Calixto Bieito fue capaz de denunciar lo del diferido televisivo. Hablaron políticos, bailaron artistas de renombre, la presentadora Gurutze Beitia demostró que tiene bastantes más recursos que los que le solicitan en otros programas televisivos y llevó su trabajo con soltura y demostrando sus buenas cualidades cantarinas. Fernando Arrabal se salió de la norma de manera brillante. La décima gala es historia.

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