Fraudes, trucaje de urnas, violencia, rellenado con votos gubernamentales... crecen las críticas contra el poder en Nigeria tras las elecciones regionales del domingo y a cuatro días de una elección presidencial crucial.

La Comisión Nacional Electoral y el Partido Democrático del Pueblo (PDP), del presidente Olusegun Obasanjo, están en el punto de mira de las críticas. Según los resultados parciales, el PDP habría vencido ya en dos de las 33 regiones.

La Unión Europea ha denunciado importantes retrasos en la apertura de las oficinas electorales, cierre gubernamental de locales, ausencia de papeletas y violencia (entre 20 y 50 muertos), además de irregularidades en el recuento y en la vigilancia de los votos en las urnas.

En el estado de Oyo (suroeste), el PDP se declaró vencedor, «aunque perdió en todas las circunscripciones», denunció el jefe de la misión de la UE, Max van den Berg. En Kwara (oeste), «los resultados fueron cambiados ante los ojos de los observadores de la UE».

En Osun (oeste) han aparecido papeletas no utilizadas con el logotipo del PDP.

Human Rights Watch resume la situación con tres palabras: «fraude, intimidación y violencia». «Si la situación no cambia radicalmente, las presidenciales del sábado serán otro fraude», advierte esta ONG.

Imperturbable, el presidente Obasanjo ha alabado el proceso electoral en una parada militar realizada el pasado lunes.

La oposición se reunió ayer para decidir un eventual boicot en las presidenciales del sábado.

Ataque islamista

Diez policías murieron en un ataque islamista en la ciudad septentrional nigeriana de Kano.

Fuentes policiales situaron este ataque como represalia por la muerte el pasado viernes de un líder musulmán local, Abdullahi Jafar.

Se da la circunstancia de que Jafar era partidario de la oposición.