Científicos reivindican el derecho mundial a la luz de las estrellas
Sentar las bases para, lo mismo que se protegen los fondos marinos y las superficies terrestres, garantizar la nitidez del espacio. Es lo que persigue la Declaración Mundial sobre el Derecho a la Luz de las Estrellas aprobada la pasada semana en la isla de La Palma.
No apagar las luces sino encender el universo, encender una ventana a la imaginación». Palabras de Cipriano Marín, coordinador de Starlight, Conferencia en Defensa de la Calidad del Cielo Nocturno y Derecho a observar las Estrellas y que se acaba de celebrar en la isla de La Palma, una de las futuras reservas de la biosfera del cielo que se irán nominando en adelante.
Y es que hoy sería difícil imaginar a los comerciantes guiándose por las estrellas en la Ruta de la Seda, o a los peregrinos del Camino de Santiago hacer lo propio gracias a la senda marcada por la Vía Láctea. Desde el espacio, lo hemos vistos todos en fotografías, se ven demasiadas luces artificiales en determinadas partes del planeta. La noche está en peligro, llegaba a asegurar uno de los conferenciantes. Por ello, un nutrido elenco de científicos y expertos han suscrito, de la mano de la Unesco, la Declaración Mundial sobre el Derecho a la Luz de las Estrellas.
Los asistentes hicieron un llamamiento internacional sobre la necesidad de limitar los impactos sobre la calidad de observación del cielo relativos a la contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica, incluyendo el impacto de las rutas aéreas sobre las áreas de observación astrofísica. Pero este encuentro también ha querido ser una invitación a los seres humanos en general sobre el «derecho personal» a la contemplación de las estrellas y a la conservación de los paisajes nocturnos. Una llamada reivindicativa por unos cielos limpios, tratando, además, de darle un respaldo legal.
Es una realidad evidente que en las medianas y grandes urbes las estrellas ya no lucen en el firmamento. La contaminación lumínica ha ido consumiendo poco a poco el brillo de estrellas y planetas. Como uno de los ponentes en esta conferencia recordó, si a un joven de hoy le preguntaran de dónde venimos y a dónde vamos, como nuestros antecesores se cuestionaban al ver las estrellas, quizá respondería que viene del metro para ir al cine. Hoy, contemplar un cielo estrellado ha dejado de ser gratis en muchos lugares; hay que pagar el precio de la contaminación lumínica y atmosférica.
El astrónomo y presidente de la Unión Astronómica Internacional, Malcolm Smith, destacó al importancia de preservar los cielos para poder disfrutar de la observación nocturna. Una posibilidad que dijo, no todo el mundo puede tener: «Actualmente hay gente que paga muchos miles de dólares, euros o libras para poder venir a sitios como la Palma a ver las estrellas, algo que no puede hacer en su propio país, y con esto los astrónomos no queremos apagar el mundo, sólo pedimos que la luz se use de forma racionalizada y sin derroche de energía, porque la contaminación lumínica está acabando con el planeta, afecta negativamente al comportamiento de los animales y al calentamiento global, cuando con medidas al alcance de todos los gobiernos, como usando energía fotovoltaica o alumbrando sólo lo necesario, se puede ahorrar un 50% de la energía que actualmente gastamos».
Reservas del cielo y las estrellas
Este mismo deseo o inquietud que muchos sienten por una observación limpia del cielo es el que ha impulsado en La Palma la creación de futuras Reservas del Cielo Nocturno y Reservas del Cielo de las Estrellas, como nuevos destinos turísticos. Es el mismo que ha invitado a adoptar leyes como la de protección de cielos de la que son pioneras las Islas Canarias o contra la contaminación lumínica que rige en Nafarroa.
El filósofo rumano e historiador de las religiones Mircea Eliade afirmaba que la sola contemplación de la bóveda celeste bastaba para despertar una experiencia religiosa. Sea cierto o no, habrá que confiar en que en un futuro no haya que viajar hasta el lugar más oscuro del mundo, el desierto de Namibia, para observar un cielo estrellado.
Joseba VIVANCO
Situado en Nueva Zelanda, dentro del salvaje parque nacional del monte Cook, será promovido a partir de esta conferencia como el primer Sitio Starlight Patrimonio de la Humanidad.