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ANÁLISIS PRESIDENCIALES FRANCESAS

¿Un voto verdaderamente útil?

La izquierda antiliberal ha salido muy debilitada de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. En el presente artículo, el periodista Dante Sanjurjo, un buen conocedor de ese universo de organizaciones sociales, partidos y colectivos ciudadanos que se sitúan claramente a la izquierda del PS hace una lectura crítica del voto útil en favor de Ségolène Royal.

Dante SANJURJO Periodista

Hemos pagado un alto precio por la división y por el voto útil», afirma con amargura un agricultor y sindicalista que ha participado en la campaña presidencial del altermondialista José Bové, que sólo logró el 22 de abril un 1,32% de los votos.

La misma sensación de decepción se respira en las filas de los simpatizantes ecologistas. «Podemos contarnos con los dedos de una mano», explica una joven empleada que ha votado por los Verdes (hoy el 1,5% de los votos, frente al 5,25% que obtuvieron en 2002).

El «voto útil» preconizado por el Partido Socialista (PS) ha hecho el pleno, barriendo los votos de los partidos de la izquierda radical y de los ecologistas. En 2002, esos partidos reunieron un 19,06% de los votos, frente al 10,57% que tienen en la actualidad. (1)

En la primera vuelta de las presidenciales muchos electores han votado para evitar el «drama del 21 de abril» (fecha de la primera vuelta de las presidenciales de 2002), cuando el líder de extrema derecha desbancó al candidato del PS, el primer ministro saliente Lionel Jospin, lo que llevó a un duelo en la segunda vuelta entre Chirac y Le Pen.

Al elegir a uno de los muchos partidos que se sitúan a la izquierda del PS , los electores castigaron hace cinco años una política que consideraban excesi- vamente liberal. En esta ocasión, muchos de esos electores han apoyado desde la primera vuelta a la candidata socialista Ségolène Royal. (2)

La personalidad de Nicolas Sarkozy -próximo de José María Aznar y apoyado por Silvio Berlusconi- provoca un efecto de repulsión que ha servido al PS. La primera vuelta ha permitido a los socialistas restablecer su hegemonía en la izquierda sin cambiar su línea socio-liberal. Su primer secretario, François Hollande, afirmaba al día siguiente de la elección del 22 de abril que su partido estaba en situación de «reagrupar sin tener que negociar, ceder o cambiar nada».

¿Una unidad imposible?

De manera añadida a ese voto táctico, la división de la derecha antiliberal ha precipitado su propia caída. La aspiración a una candidatura única era grande y el fracaso de la unificación ha decepcionado a miles de militantes políticos, sindicales y asociativos vinculados a los colectivos unitarios surgidos a lo largo y ancho del país con motivo de la campaña por el «no» al referéndum del 29 de mayo de 2005 para la ratificación del Tratado Constitucional europeo.

Esos colectivos han sido los puntos de convergencia para militantes próximos a los partidos socialista, troskista, comunista y ecologista. Esta fuerza emergente logró, al menos durante un cierto tiempo, ir más allá de las divisiones de la izquierda antiliberal y eventualmente habría podido, al modo del Linkspartei en Alemania, ofrecer nuevas perspectivas tras el derrumbe del comunismo y la deriva liberal de la socialdemocracia.

Los futuros candidatos, Olivier Besancenot, de la Liga Comunista Revolucionaria, (LCR, troskista); Marie-George Buffet, del Partido Comunista (PCF) y José Bové, representante de los altermondialistas, hicieron entonces campaña codo con codo.

¿Cómo transformar en dinámica positiva ese frente de rechazo? Meses de negociaciones entre los aparatos nacionales y debates en colectivos locales abocaron a la aprobación de una Carta por una alternativa al liberalismo, en mayo de 2006 y, ya en octubre de 2006, a adoptar un programa común duramente negociado y en el que se recogían 125 propuestas feministas, ecologistas, anticapitalistas y anti-imperialistas. (3)

Pese a todo, la lógica de los aparatos terminó por imponerse. La LCR puso como condición para la retirada de su candidato en beneficio del de los colectivos el rechazo de partida a cualquier alianza gubernamental con el PS. El PCF, cuya red de electos depende de los acuerdos con el PS, rechazó la condición e intentó que los colectivos designaran a su candidata, todo ello antes de renunciar a la unidad y anunciar que concurriría en solitario a las Presidenciales.

Ultima peripecia: se pone a circular una petición en internet, que logra reunir 35.000 firmas, para que José Bové se presente en nombre de los colec- tivos y de la unidad, a pesar de las dos candidaturas de PCF y LCR. El estado mayor de los colectivos apoyó a partir de entonces la candidatura del agricultor y sindicalista. La division de la izquierda antiliberal se había consumado.

Balance de la izquierda

Por su tasa récord de participacion (86 %), el escrutinio de la primera vuelta arroja una clara radiografía de la izquierda radical. La LCR se ha impuesto como segundo partido de la izquierda con un 4,12 % de los votos, 300.000 más que en 2002.

«Olivier Besancenot sale mejor parado que los demás por dos razones -explica François Sabado, miembro de la dirección estatal de la LCR- primero, porque le han identificado con las cuestiones sociales que preocupan a la gente, como el aumento del salario mínimo a 1.500 euros o la prohibición de los despidos, y, segundo, porque ha defendido una independencia total con respecto al PS».

La division de la izquierda ha favorecido relativamente a la LCR, al haber logrado la descalificación de su enemigo de siempre, el PCF, pero también de sus competidores troskistas de Lutte Ouvrière (LO), que vuelve a su condición de grupúsculo. Al tiempo, la LCR rebaja la credibilidad de los movimientos altermondialistas, pero, aun con todo, no recupera para sí misma todos los electores perdidos por sus rivales.

El PCF y los Verdes han pagado su alineamiento sistemático en torno al eje socialista, y ambos anuncian ya una refundación. Sin embargo, la gran novedad que arroja esta elección es la desaparición de la ecología política del paisaje electoral: dos de los tres partidos ecologistas se han aliado al partido de François Bayrou y los Verdes han registrado un resultado catastrófico.

«Prefiero que hagamos un 1,5% y que esto termine con el PS a que hagamos un 3% o 4% y que volvamos a las de antes», valora, pese a todo, una electa local de Midi-Pyrénées, veterana militante de los Verdes. «Los verdaderos antiliberales son los ecologistas: somos antiproductivistas y anticonsumistas. ¡Este resultado ha sido buena lección!», añade.

Al no haber hecho el PS el más mínimo gesto de pacto desde la primera vuelta, los Verdes han optado por llamar al votar a Ségolène Royal el 6 de mayo pero concurrirán a las legislativas en solitario.

« Si la izquierda antiliberal hubiera sido capaz de unirse y se hubiera lanzado esa unión hace año y medio, se habría dado un auténtico debate de izquierda del que habríamos salidos beneficiados, y hasta po- dríamos haber atraído el voto antisistema que ha ido a parar a François Bayrou», valora Francine Bavay, fundadora de la corriente Verts Alterekolo, que ha apoyado la candidatura de Bové.

A partir de ahí, asevera que «la LCR es la mejor aliada del social-liberalismo, ya que al contentarse con protestar deja la plaza libre al PS. Quiere imponer su liderazgo sobre la izquierda antiliberal, pero no lo va a lograr como no lo ha hecho antes el Partido Comunista, ya que esta unidad debe forjarse a partir de los ciudadanos que se movilizan, no alrededor de los partidos».

Las citas siguientes son las legislativas de junio y las municipales de 2008. En todo caso, tras la primera vuelta de los presidenciales, los militantes a la izquierda del PS aparecen desmovilizados.

¿El voto útil fue una buena opción? De haber votado por un partido acorde con sus ideas los electores de la izquierda habrían asumido un riesgo limitado. Si la candidata socialista lograba la segunda plaza habría tenido que contar con los electores antiliberales. Si Bayrou hubiera desbancado al PS -con todas las posibilidades a su favor para derrotar a Sarkozy en la segunda vuelta y para atraer a la derecha del PS- obtenía su previsible división, porque este partido no habría sobrevivido a una segunda derrota como la de 2002. Máxime cuando Bayrou ofrecía instaurar la elección de la mitad de los parlamentarios por el sistema proporcional, lo que habría favorecido el pluralismo.

(1) El PC obtuvo el 22 de abril un 1,93% de votos frente 3,37% que logró en 2002; la LCR un 4,08% frente al 4,25%; Lutte ouvrière 1,33% frente al 5,72% y el Partido de los Trabajadores un 0,34% frente al 0,47%. Les Verts pasó del 5,25% al 1,57%.

(2) Actualmente sólo tienen representación en la Asamblea Nacional la UMP y le PS y, junto a ellos, sus aliados del PC, les Verts y la UDF , a quienes permiten -mediante acuerdos electorales de desistimiento- que cuenten con algunos diputados. El Frente Nacional, que tiene un electorado mucho más amplio que los Verdes, no cuenta con representación. Esto crea un claro desfase: el 90% de los parlamentarios eran favorables al Tratado Constitucional Europeo mientras que el 54% de los franceses votaron en contra.

(3)Para más información www.collectifdu29mai.org

Distendido e inédito debate Royal-Bayrou

A ocho días de su duelo con el conservador Nicolas Sarkozy, la candidata del PS a la Presidencia del Estado francés, Ségolène Royal, protagonizó ayer ante las cámaras un distendido debate con su ex rival centrista, François Bayrou, del que busca el apoyo de sus votantes.

Era la primera vez en la historia de la V República francesa que un finalista de la segunda y última vuelta de la carrera al Elíseo debatía con un postulante eliminado en la primera.

Sonrientes y comportándose a veces como cómplices, ambos mostraron sus convergencias sobre la reforma de las instituciones, la renovación de la política francesa y el relanzamiento de la Unión Europea, y se enfrentaron sobre el papel del Estado en la economía. Discreparon sobre el papel del Banco Central Europeo, la propuesta de Royal de un salario mínimo europeo y el euro.

De entrada, Bayrou dijo que no iba a anunciar ayer su apoyo a Royal, quien, por su parte, aseguró que no se trataba de obtener adhesiones en un «golpe efectista».

«Satisfecha» del debate con Bayrou, Royal aseguró que «en un cierto número de temas» ambos harán «una parte del camino juntos», y citó la postura común sobre «el Estado imparcial», la renovación de la vida política, las barriadas, la seguridad y la educación, y «salir del enfrentamiento entre bloques», que fue el caballo de batalla de Bayrou en la primera ronda de la carrera presidencial. GARA

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