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El fantasma del descenso se aproxima a ritmo de caracol

Los babazorros entrarán en puestos de descenso si el Castilla gana hoy. Su pobre empate en El Molinón y la victoria de Las Palmas -próximo rival en Mendizorrotza- le acerca todavía más al abismo de la Segunda B

Natxo MATXIN | GASTEIZ

SPORTING 1

ALAVES 1

El Alavés quiso hacer un homenaje al molusco más degustado en la jornada de ayer en Araba y se contagió de su «velocidad» para complicarse la vida y acercarse todavía más al abismo de la Segunda B. Con el característico ritmo de este gasterópodo de gran aprecio gastronómico, los babazorros sólo arañaron un raquítico empate en El Molinón que, a la vista de los resultados cosechados por los rivales directos y de lo que acontezca hoy, puede ubicarle en puestos de descenso.

Los dirigidos por Quique Yagüe -tres empates en su haber- siguen sin conocer la victoria -suman su noveno encuentro sin catar triunfo- y en una liga donde priman los triples continuar acumulando abrazos en el marcador con sus enemigos acaba pagándose caro.

Tampoco es que el Sporting hiciera nada del otro mundo -y eso es lo preocupante-, pero es que el Alavés apenas tuvo el mando del partido, no llevó la iniciativa y se plantó en muy pocas ocasiones ante la meta de Roberto, la mayor parte de ellas en las botas de Jandro, el más acertado de los albiazules.

La complicada clasificación -jugaban decimosexto contra decimoséptimo- de dos escuadras que han vivido tiempos bastante mejores marcó el devenir del envite. Nerviosismo, dudas, fallos, pitos... fueron los principales protagonistas de un duelo entre conjuntos que se ven al filo de la navaja.

A lo que hay que sumar el sueño con el que pareció saltar el Alavés al terreno de juego. Los babazorros parecían dormidos, sobre todo en las jugadas a balón parado. A punto estuvieron los asturianos de sorprenderles en dos faltas sacadas rápidamente, que no tuvieron efecto en el electrónico, mientras Porato abroncaba a los suyos por semejantes descuidos.

Claro que la zaga babazorra no tuvo su día, especialmente en el primer tramo del choque. Trató de aplicar una defensa en línea para propiciar que los locales cayeran en el fuera de juego y el experimento les costó caro. Congo, aunque por poco pero en posición correcta, abrió el marcador. Decimocuarto encuentro consecutivo en que el Alavés encaja algún gol.

Y pudo ser otro más si Barral -silbado por la grada en la segunda parte, por lo que Preciado se vio obligado a cambiarlo- se hubiera beneficiado del doble regalo de Coromina, al ejecutar mal un saque de banda y al despejar defectuosamente dejando el esférico en los pies de Congo, al que respondió con una buena parada Porato. El rechace no pudo ser aprovechado a puerta vacía por el cuestionado jugador cedido por el Real Madrid.

Jandro iguala la contienda

Cuando peor lo estaban pasando los de Quique Yagüe llegó el empate, gracias a otro error defensivo, en este caso del local López, que erró al medir el corte en una entrada por la derecha de Arthuro, que colocó muy bien con el exterior para que Jandro, viniendo de atrás, estableciera la igualada que, a la postre, se convertiría en definitiva. El jugador asturiano del Alavés incluso pudo materializar el 1-2 cuatro minutos después si Landeira no hubiera sacado bajo palos cuando Roberto ya estaba batido.

Pero la reacción se quedó ahí. Los albiazules pasaron a un plano muy conservador en el segundo tiempo. El encorsetamiento de la filosofía Yagüe debilita la capacidad creativa de algunos jugadores -circunstancia que se echa en falta si hay una verdadera apuesta por sumar de tres en tres-, los cuales centran más sus esfuerzos en destruir el juego del rival.

Tan seguro como el agua en un cesto, el Alavés dejó correr los minutos -mientras, Las Palmas le daba la vuelta a su enfrentamiento con el Hércules- cediendo la iniciativa al Sporting, lo que le pudo costar caro. Sin llegadas excesivamente claras, los de Preciado tuvieron dos remates de cabeza que trajeron la intranquilidad a las filas babazorras, que sólo dispusieron de una oportunidad en las botas de un lento Aloisi.

La insoportable levedad de la defensa albiazul

Era el reto de Quique Yagüe y se está convirtiendo en su peor pesadilla. La llegada del técnico abulense estuvo marcada por su fijación en mejorar el rendimiento defensivo de la plantilla, pero el equipo sigue viendo horadada su portería una jornada sí y otra también.

Si bien es cierto que la zaga babazorra fue mejorando, al menos en colocación, conforme avanzaron los minutos, no es menos cierto que de la mala ejecución de un fuera de juego, llegó la ocasión que propició que el Sporting se adelantara en el marcador.

Pese a los cambios de piezas -Mateo se quedó en el banquillo- en la línea más retrasada, el balance defensivo continuó siendo muy parecido al de las últimas jornadas. Hay que recordar que el Alavés lleva catorce encuentros consecutivos viendo cómo el rival aloja el balón en sus mallas, una dinámica que no ha variado en los últimos tres partidos, aunque sea cierto también que el actual entrenador se encontró con una escuadra en proceso de descomposición.

N.M.

Los resultados convierten el próximo partido en una final

Pendientes de lo que ocurra en la jornada de hoy, la remontada de ayer del Las Palmas en su propio feudo ante el Hércules complica todavía más las cosas al Alavés y convierte el siguiente encuentro a disputar en Mendizorrotza, precisamente ante los insulares, en una auténtica final.

Las cosas todavía se pueden poner peor para los babazorros si el Castilla, que juega en el Martínez Valero ante un también necesitado Elche -con los mismos puntos que los alaveses, pero mejor gol average-, consigue una victoria. En tal caso, los de Quique Yagüe caerían a puestos de descenso y la reacción de Piterman podría ser inesperada, como casi siempre.

No salir victoriosos del enfrentamiento ante los dirigidos por Juanito supondría un gran golpe psicológico para plantilla y afición, amén de un enorme paso atrás en las aspiraciones por mantener la categoría después de una decepcionante campaña.

La realidad es que la tabla de la Segunda División, de la mitad hacia abajo, es un auténtico pañuelo. A expensas de lo que pueda acontecer este domingo, las diferencias que separan a décimo y decimoctavo son apenas de tres puntos, pero también hay que reconocer que lo que puede parecer una mínima distancia se torna bastante complicada a la vista de las dificultades que tienen los alaveses para conseguir triunfos.

Además, el empate entre Alavés y Sporting puede beneficiar a otros muchos rivales que se encuentran en la misma situación y que podrían poner tierra de por medio de cara al siguiente fin de semana.

El Málaga se la juega ante el Salamanca en El Helmántico, mientras el Tenerife tratará de hundir todavía más al Lorca en tierras murcianas, si bien los de Víctor Basadre saben que no pueden perder el último tren de la salvación. Se da la circunstancia de que el técnico del conjunto isleño, Juan Casuco, es lorquino y uno de los campos del complejo Francisco Artés Carrasco lleva su nombre.

N.M.

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