Diane Arbus: la fotógrafa del pánico
«Retrato de una obsesión»
La rebautizada «Retrato de una obsesión» es una película de la que se habló más antes de su estreno comercial, sobre todo cuando propició a golpe de talonario la presencia de su estrella Nicole Kidman en la inauguración del nuevo Festival de Roma. La actriz australiana encarna a la malograda fotógrafa Diane Arbus, de la que el realizador Steven Shainberg traza un perfil imaginario, en consonancia con el morbo de su anterior película independiente, «Secretary».
M. INSAUSTI | DONOSTIA
La carrera de Nicole Kidman ha caído en picado desde que obtuvo el Oscar de Mejor Actriz hace cinco años con «Las horas». Su patético intento por cambiar de registro probando con la comedia, visto lo visto en la fallida versión cinematográfica de «Embrujada», le coloca en una situación bastante delicada. A estas alturas es como si tuviera que volver a empezar, para demostrar a propios y extraños que es algo más que una figura estilizada y una carita angelical, ideales para los anuncios de productos de belleza. La difícil encrucijada profesional por la que atraviesa ha venido a coincidir con sus problemas de pareja, tal vez por aquello de que el dinero no da la felicidad.
Su desconcierto se traduce en la elección de papeles que no aportan nada a una carrera desorientada, porque de lo contrario no se entiende su empeño en encarnar a la fotógrafa Diane Arbus, cuando físicamente no guarda ningún parecido con ella. Se supone que ha querido conectar con el personaje de una forma más espiritual, huyendo de la biografía convencional, pero el espectador no ve en la pantalla a la malograda artista de la cámara, sino a Nicole Kidman luciendo modelitos y peinados de los años 50 que, todo sea dicho, le sientan muy bien. El estreno de «Fur» como «Retrato de una obsesión» en nuestras pantallas se ha retrasado varias veces, después de que su presentación en el millonario Festival de Roma no alcanzara la repercusión deseada. Los distribuidores, lejos de facilitar las cosas, no han hecho sino empeorarlas, al sacarse de la manga un título en singular que ya aplicaron en plural a otra película que consideraban de difícil salida. En los casos en que creen que tienen entre manos un material raro lo que hacen es tirar de títulos vulgares, fáciles de ser confundidos, más si uno es «Retrato de una obsesión» y el otro «Retratos de una obsesión» y ambos tienen que ver con la fotografía. En definitiva, no deja de ser un camelo, puesto que pretenden hacer pasar el producto por lo que no es: un thriller de suspense sicológico o algo así. En origen, «Fur» lleva añadido el esclarecedor subtítulo de «An Imaginary Portrait of Diane Arbus» (Un retrato imaginario de Diane Arbus), para indicar abiertamente que no se trata de un biopic al uso, y que la aproximación a la vida de la fotógrafa adquiere una dimensión imaginaria con personajes y situaciones que no existieron en la realidad.
La verdadera Diane Arbus manifestó su vena artística tarde, siendo ya madre de familia, y eso a pesar de que creció y se casó dentro del negocio fotográfico. Puede que temiera reflejar sus demonios interiores en los retratos ajenos, pero la cuestión es que,, cuando los hizo, optó por fotografiar a personas con defectos físicos. En su época supuso toda una transgresión, si bien representaba una estética de la fealdad ya explorada en el cine por Tod Browning, en «La parada de los monstruos» (1932). La película se interesa por el periodo clave en que se manifestó dicha transformación, aunque el realizador Steven Shainberg prefiere simbolizarlo de una forma fantástica, como si elementos extraños hubieran entrado en la vida de Diane.
T.O.: «Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus».
Dirección: Steven Shainberg.
Intérpretes: Nicole Kidman, Robert Downey Jr., Ty Burrell, Harris Yulin, Jane Alexander, Emmy Clarke, Mary Duffy.
País: EE.UU., 2006.
Duración: 122 minutos.
Género: Biografía fantástica.