Esta es la segunda adaptación que se hace de los guiones que el cineasta polaco Krzysztof Kieslowski no pudo llevar a la pantalla en vida, escritos junto con su colaborador Krzysztof Piesiewicz bajo la forma de una trilogía denominada «Paraíso, infierno y purgatorio». La primera parte fue convertida por el realizador alemán Tom Tykwer en la película «Heaven», siendo la tercera la única que queda pendiente de realización. De la segunda se ha encargado el bosnio Danis Tanovic, que se dio a conocer internacionalmente con «En tierra de nadie», una obra pacifista con un registro satírico bien diferente. En teoría para él habría supuesto un viaje cinematográfico parejo al efectuado por el propio Kieslowski cuando se afincó en París e hizo su anterior trilogía de los tres colores, pero ha querido distanciarse de las coincidencias de estilo invocando al maestro Bergman y a su significativo drama «Gritos y susurros». Sin embargo, la inspiración de «El infierno» se remonta a la tragedia clásica griega, concretamente a «Medea» de Eurípides y el tema de la esposa que se venga del marido a través de sus tres hijas, que es lo que más quiere en el mundo.

Las tres hijas contemporáneas de «El infierno» están interpretadas por las actrices Emmanuelle Bèart, Karin Viard y Marie Gillain. Han perdido el contacto entre sí para olvidar su pasado familiar, sin lograr aún así que los viejos fantasmas vuelvan a asomarse a sus vidas. La única manera de exorcizarlos será recuperar a la madre, recluida en una residencia, y convencerla de que perdone al padre, al que rechazó a su salida de la cárcel dos décadas atrás. Ellas fueron testigos traumáticas de las terribles discusiones que desembocaron en el suicidio de su progenitor y, ahora, juntas deberán superar el vacío de todos esos largos años de silencio.