Narbona niega que haya riesgo en el embalse de Esa tras los deslizamientos
La ministra española de Medio Ambiente señaló ayer que los informes encargados sobre el embalse de Esa aseguran que no hay riesgo para las personas después de los últimos deslizamientos registrados.
MADRID
La titular española de Medio Ambiente, Cristina Narbona, afirmó ayer que los distintos informes encargados, entre ellos uno del Colegio de Geólogos, concluyen que no existe riesgo en el embalse de Esa a pesar de los últimos deslizamientos. «Se toman todas las medidas para que ese proceso de deslizamiento no tenga consecuencias para la seguridad de las personas», indicó la ministra.
Narbona incidió en que los movimientos de tierras detectados en Esa «no son excepcionales, ya que se producen en todas las obras públicas» dependiendo de la calidad de los terrenos y de otros factores y para eso se efectúan mediciones o actuaciones de seguimiento para que no generen ningún tipo de riesgo para la población.
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha recalcado que en las últimas semanas ha estudiado los informes técnicos realizados sobre la estabilidad de la ladera, tanto el de los asesores de la dirección de obra, de agosto de 2006, como el estudio efectuado por el Colegio de Geólogos. En ellos se concluye que no hay riesgo de que el deslizamiento afecte a la presa ni de que se produzca un desbordamiento del embalse que suponga riesgo. Ambos documentos concluyen que la ubicación del vertedero en esta zona ha causado presión en la ladera.
En las próximas semanas, la CHE incrementará los sistemas de control y auscultación de la ladera con la instalación de cinco nuevos piezómetros de cuerda vibrante, que miden la presión del agua sobre el terreno, y con la realización de una nueva campaña de sondeos para estudiar los beneficios del desmontaje total del vertedero.
Desde la aparición de la grieta, el organismo estatal realiza controles de datos cada 15 días, ha cartografiado geológicamente la zona y el vertedero, ha realizado ocho sondeos, se han desarrollado ensayos de laboratorio con las muestras extraídas, se han instalado seis inclinómetros que han identificado la geometría y la tasa de movimientos y se han puesto en marcha todos los controles pertinentes.
En marzo la CHE ya selló la grieta localizada en la ladera, medida con la que se pretendía evitar la entrada de agua al plano del deslizamiento, lo que se realizó antes del último episodio de avenidas registrado en la cuenca del Ebro y evitando así esas filtraciones.