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De la fiesta al disgusto, con demanda de libertad para la Pantoja entremedio

Pese a que sevilla no fue el desplazamiento masivo esperado -se devolvieron 200 entradas-, la afición rojilla copó el centro de la capital hispalense, intercambió guiños de apoyo con seguidores beticos, menos con los sevillistas, e incluso reivindicó la libertad para la tonadillera isabel pantoja.

Natxo MATXIN

Pertrechados con la coraza para contrarrestar el ambiente infernal del Sánchez Pizjuán y con la esperanza de disfrutar in situ del primer pase de su equipo a una final europea, unos dos mil valientes se plantaron en Sevilla utilizando los más diversos medios. La mayoría de ellos arribaron a primera hora de la mañana tras una larga noche de autobús y litera.

Su presencia, sin embargo, no se hizo notar hasta bien entrado el mediodía, cuando ya habían realizado buen acopio de viandas y añadidos. La mayoría se atrincheró en aquellas zonas donde los bares eran legión -alrededor de la Giralda-, dispuestos a disfrutar de la rica cañita.

Hinchas de diferentes barrios de Iruñea, de localidades de Iruñerria, de otros pueblos del herrialde, e incluso de Barcelona se conjuraron en el centro de la bella ciudad andaluza para, en la medida de lo posible, aportar su granito de arena, con sus cánticos y gritos, en la consecución de un hito histórico para el club rojillo.

Ni las horas de vigilia ni lo prolongado del viaje evitaron hacerse notar entre los sevillanos, quienes, en función de su querencia futbolística -Betis o Sevilla-, se decantaban por mostrar su solidaridad para con los osasunistas o, al contrario, fanfarronear sobre una probable remontada.

«¡Quillos, a ver si nos solucionáis la temporada!» o «¡Les tenéis que meter, por lo menos, cuatro» fueron los comentarios de más de un hincha bético, que se confesaban rojillos «a muerte» durante la jornada de ayer. Algo similar a lo que ocurrió en Glasgow, donde la afición del Celtic -curiosamente también defensora de los colores verde y blanco- se volcó con los seguidores osasunistas.

Al hilo de la actualidad informativa y encontrándose en el sitio donde estaban, las hordas rojillas se tornaron solidarias con sus habitantes, reclamando la libertad para una de sus ciudadanas más conocidas. Los gritos de «Isabel Pantoja, askatu» resonaron por los cuatro costados de las calles sevillanas. De bien nacidos es ser agradecidos.

Ambientazo en Iruñea

Pero el ambientazo no estuvo sólo en la ciudad situada a orillas del Guadalquivir. Nafarroa también vivió una jornada de osasunismo similar a anteriores logros deportivos del club de la Plaza del Castillo.

Precisamente, la pantalla gigante colocada por el Ayuntamiento en este céntrico lugar congregó a varios miles de personas que vibraron y sufrieron con su equipo a lo largo de los noventa minutos.

Bares, sociedades y otros establecimientos hosteleros permanecieron del mismo modo a rebosar ante semejante aconteci- miento deportivo histórico.

Finalmente no pudo ser. La fiesta, la ilusión, los planes para ira a Glasgow... Todo se vino abajo cuando el árbitro pitó el final del partido. No faltaron las lágrimas, al igual que sucedió en la final de Copa ante el Betis. El tópico dice que para poder perder estos partidos hay que llegar a jugarlos. Pero de todas formas, ¡qué pena!.

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