Todos los idiomas tienen sus vaciles, y el francés, también. Andaba François Bayrou tan emocionado con los resultados de la primera vuelta, que pasó por alto su adorado francés. En su estrategia, que aún está por ver si le saldrá bien, el bueno de François se dijo que puestos a refundar el centro, que parece que haya descubierto el agua con gas, lo mejor sería crear un partido que concentrara en su nomenclatura la esencia de la vida. Le dió unas cuantas vueltas, se frotó el mentón repetidas veces pues es signo de reflexión, y le salió, por sí sólo: democracia.

Siguió dándole vueltas a la lengua, mascando esa nueva esencia descubierta, y voilà, le salió el nombre completo: Partido Demócrata. ¡Cuánto ingenio concentrado en el cerebro de Fran- çois! Tras hallar la piedra filosofal, el jefe de la UDF, oséase, union de los demócratas franceses, pregonó en todas las cadenas y en todos los diarios el nombre de la nueva formación. Que si el Partido Demócrata por aquí, que si el Partido Demócrata por allá, venga a promocionarse entre la primera y la segunda vuelta de las presidenciales como si todavía fuera candidato.

Pero, ¡ay! ¿cosas del idioma? -y de los periodistas, esos especímenes del género vago que hacemos cualquier cosa por trabajar lo menos posible-, este ingenioso nuevo partido empezó a pronunciarse y escribirse por sus siglas, PD, o sea, pédé, o sea, en lengua de Molière, marica, con todo el grado homófobo que le imprima quien la pronuncie. ¡Oh là-là! Qué mal gusto y qué disgusto, esto no es serio, debió de decirse François. Y voilà, su maquinaria cerebral volvió a ponerse en marcha, sus neuronas empezaron a rodar, y ¡re-voilà! logró encontrar un nombre aún mejor, incluso más dinámico: Movimiento Demócrata. Toma ya.

Y ahí no queda la cosa, que François es un tipo con ingenio, qué digo, con genio. Porque si Partido Demócrata se declinó lamentablemente en PD, Movimiento Demócrata tenía que subsanar ese error. Y François supo hacerlo. Desde ya, Movimiento Demócrata se reduce a Modem.

Pues este señor es el que quiere ser presidente de la República francesa en las presidenciales de 2012. Visto como anda el panorama en la izquierda y en la menos izquierda, es muy posible que a este conservador disfrazado de centrista le salga bien la jugada. Las legislativas de junio serán su primer examen.