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Maite SOROA

«El País» le marca el paso a ZP

Lo que más le pone a cualquier editorialista del mundo mundial es, además de criticar y crear opinión, condicionar la acción del Gobierno. Sobre todo si el tal Gobierno es el más próximo a la casa. Algo -mucho- de esto le sucede al editorialista de «El País», que desde los albores del proceso le guía, día sí y día también, al Ejecutivo de ZP por las procelosas sendas de la política «antiterrorista».

Ayer le enmendaba la plana porque, dice, aunque la afirmación de Rajoy al acusar a ZP de estar favoreciendo a ETA «es una burda tergiversación y una deslealtad impropia de un jefe de la oposición responsable», «esta infamia no se combate afirmando sólo que lo que ha hecho el Gobierno es aplicar la Ley de Partidos `en sus justos términos'», Hay que hacer más. Le viene a decir. Así, le recuerda a ZP que el hecho de que «una decisión sea legal no significa que sólo ella lo sea, y que no existieran otras alternativas. Por tanto, lo que sería conveniente es una explicación de por qué se ha elegido ésa en concreto y no, por ejemplo, la impugnación de todas las listas de ANV». Que es lo que le pedía el cuerpo al editorialista de «El País».

Asegura el de Prisa que «siempre que se respeten los límites que marca la ley, cabe considerar razones de oportunidad política para actuar como se ha actuado; pero entonces hay que argumentar en relación con esas razones. El Gobierno tenía buenas razones para evitar llegar a las elecciones con un partido legal suspendido cautelarmente y a expensas de lo que en su día decidiera sobre esa suspensión el Tribunal Constitucional. Pero en lugar de explicarlo con razones políticas y defendibles, con convicción, sus portavoces llevan una semana invocando su respeto escrupuloso de la ley». O sea, que Zapatero no ha convencido ni a los suyos. Y es que no se puede tener contento a todo el mundo: se termina cabreando a todos.

Y ahora llega el terreno de lo escabroso, el lado oscuro: «puede ocurrir que existan ciertos datos (o sobrentendidos) que no convenga hacer explícitos. Pero entonces sería obligado informar de ello a los demás grupos parlamentarios, con compromiso de reserva. Si no se dan explicaciones públicas ni se informa reservadamente a la oposición, se están dando argumentos a los interesados en mantener este asunto como eje de la bronca nacional. Papeles internos de la banda recientemente difundidos indican hasta qué punto espera ETA sacar ventaja en su momento de la falta de complicidad entre Gobierno y PP en política antiterrorista». O sea, algo parecido a lo que dijo Urkullu, abonándse a la nueva teoría de la conspiración.

Y concluía en tono también misterioso: «Del discurso de Zapatero en Vitoria pudiera deducirse que, si bien no existe ninguna vía abierta con Batasuna, no es descartable que en el futuro pueda reabrirse la puerta que cerró ETA en Barajas. Si hubiera esa oportunidad, habría que evitar los errores cometidos en el anterior intento: considerar conveniente pero no imprescindible la implicación del PP, relativizar lo que realmente decía y hacía ETA y despreciar su voluntad de supervivencia como uno de los móviles esenciales de la banda». Unos aprendices de brujo. Eso es lo que son.

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