El alemán Robert Forster (Gerolsteiner) apareció en el momento justo entre los favoritos del esprint para imponerse en la quinta etapa del Giro, disputada a través de 173 kilómetros entre Teano y Frascati, jornada de transición en la que el italiano Danilo Di Luca (Liquigas) no tuvo problemas para guardar el jersey rosa de líder.

Forster, de 29 años, se aprovechó del marcaje entre Petacchi y McEwen, para aparecer como un ciclón, en medio de todos, en el lugar y momento oportuno para sorprender con una brillante victoria. Fernández de Larrea (Euskaltel-Euskadi) fue 13º.

El corredor del Gerolsteiner dejó con la miel en los labios al gigante noruego Hushovd (Credit Agricole), que atacó al final pero que hubo que conformarse con la segunda plaza cuando avistaba la victoria a escasos metros de su rueda. La tercera fue para Petacchi, menos poderoso que de costumbre, y después en fila, Napolitano (Lampre), McEwen (Predictor), Usov (Ag2r) y el argentino Richeze (Panaria), que trató de sorprender de lejos, pero sin suerte ante Forster.

La victoria del alemán no es tanta sorpresa, pues el año pasado ya se metió en las volattas y, de hecho, venció en Milan, y en la Vuelta se anotó otra etapa.

Un final previsto tal y como se desarrolló la etapa, en la que el pelotón permitió escapadas hasta los 20 kilómetros antes de meta, cuando los equipos de los esprinters decidieron que ya no se concederían más licencias para la aventura. Y una jornada a eliminar del calendario que no supuso ningún cambio en la general, en la que Di Luca mantuvo las distancias.

El líder del Liquigas guardó la prenda rosa que le acredita como líder con 26 sobre su compañero y compatriota Pellizotti y 35 sobre Noe, también un hombre de la casa. Vila (Lampre) se mantiene como primer vasco en la clasificación general, el duodécimo, a 1.17 del líder.

La fuerza rusa

La etapa que dio paso a la jornada montañosa de hoy estuvo animada por el francés Buffaz (Cofidis) y por el joven ruso de 22 años Ignatiev (Tinkoff), habitual en las escapadas e incansable en el protagonismo de la combatividad. Juntos cabalgaron en buen entendimiento, aún sin grandes rentas que justificaran su enorme esfuerzo.

En el kilómetro 118, Ignatiev, campeón olímpico de puntuación y mundial contrarreloj amateur en Madrid 2005, decidió sufrir en solitario, en una nueva demostración del gran futuro que tiene por delante. Este año ya ha sumado dos victorias, en el Tour del Mediterráneo y el Trofeo Laigueglia. Pero el pelotón desplegó sus ansias con el Milram de Petacchi y el Predictor-Lotto de McEwen al frente, y sucedió lo normal, que el héroe de turno cedió ante la fuerza brutal de la mayoría.

Últimos intentos

A 20 kilómetros de meta Ignatiev, con sonrisa incluida después de todo el esfuerzo, pasó a formar parte del pelotón. A partir de ese momento se produjeron varios saltos en el grupo, con la esperanza de que el alto de Le Macere, de tercera categoría, sirviera de escenario para las emboscadas y poder así dar la sorpresa. Lo intentaron, entre otros, Serrano (Tinkoff), después los italianos Sella (Panaria), Bernucci (T-Mobile) y Aggiano (Tinkoff), pero el esprint ya era una obsesión inaguantable para las minorías y una realidad para el resto.

Entres curvas y rotondas peligrosas se colaron los lanzadores de los grandes favoritos. Parecía claro que Petacchi volvería a mojar, pero el italiano no está súper y en la recta de llegada se desmadró el guión y Forster, enorme, se permitió levantar los brazos como indiscutible vencedor. El alemán tiró por tierra todas las apuestas.

El Euskaltel-Euskadi de Odriozola trató de lanzar a Fernández de Larrea en la recta de llegada. Aitor Hernández, Irizar y Albizuri arroparon al corredor alavés en los últimos kilómetros, pero finalmente tuvieron que ceder ante el empuje de otros equipos y sólo pudo ser 13º.

Hoy se disputa la sexta etapa entre Tivoli y Spoleto, de 177 kilómetros de recorrido, con el ascenso del Terminillo, de 21 kilómetros y pendiente media del 6,6 por ciento, el Capistrello y el Forca di Cerro, una jornada apta para las emboscadas.