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Won Kar Wai, porque sugerir es un arte

En la filmografía de Won Kar Wai existe un elemento común: la exigencia de una mirada activa por parte del espectador. La mirada se convierte en parte del filme. Won Kar Wai posee un estilo personal que lo identifica y, entre otros, «In the Mood for love» deja una delicada huella en la mirada de los que la ven

Iratxe FRESNEDA

Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Si algunos periodistas necesitamos de la presión que ejerce la hora de cierre para entregar nuestros trabajos, numerosos cineastas reclaman la presión de los festivales para acabar sus películas. La presión que ejerce el tiempo une. Pero también puede acabar con la paciencia de cualquiera. Won Kar Wai, según sus propias confesiones, ha mantenido en vilo a los organizadores del Festival de Cannes hasta el último momento. Parece ser que ha estado trabajando en la postproducción de «My blueberry nights» hasta pocos días antes de su estreno. Y, por lo visto, la copia final ha gustado a los organizadores del certamen. Qué remedio, la cinta inauguraba el festival.

Con la cantante Norah Jones y Jude Law como protagonistas, la película se centra en la relación de dos almas en pena afectadas por desencuentros amorosos. Rodada (en parte) en Nevada y con la música de Ray Cooder de fondo, no ha podido amansar a las fieras. Parte de la crítica ya se le ha echado encima al autor de «2046» y, esto sí que es curioso, le han acusado de «autorevisarse». Habrá que verla. Y, mientras llega a nuestras pantallas su nueva película, os sugiero que os acerquéis al mundo de los misterios y los secretos de este cineasta chino. Merece la pena.

En la filmografía de Won Kar Wai existe un elemento común; la exigencia de una mirada activa por parte del espectador. Así que más os vale estar preparados, para lo mejor. La mirada del extraño se convierte en parte del filme, de las miles de películas que nacen de los distintos visionados. Al margen de polémicas de festivales y de obras fallidas, Won Kar Wai posee un estilo personal que lo identifica y, entre otros, «In the Mood for love» deja una delicada huella en la mirada de los que la ven.

Sentimientos, premoniciones, desenlaces que no llegan... Las evocaciones que hablan de «algo» que jamás llega a ser, que se mantiene suspendido y en manos de la imaginación del que mira, resultan inquietantes. Suaves roces de manos, imágenes ralentizadas y una canción de Nat King Cole: «Quizás, quizás, quizás...». Se sugiere al margen del diálogo, tal y como hacía Hitchcock. Probablemente sus intenciones, ajenas a la necesidad de conducirnos hacia una u otra emoción, nos permiten viajar libres por las imágenes, los colores, los silencios, el movimiento. Won Kar Wai sentía tan libre su obra que, cuando la presentó en Cannes, no temía caminar despacio.

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