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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

De la Vega alienta un mensaje de «cambio» sin compromiso

La llegada a Iruñea de la número dos del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, pareció insuflar el ánimo de los candidatos del PSN, que reforzaron ayer el discurso por el cambio de gobierno. Pero tras las frases rimbombantes prosigue la indefinición. Puras equipara el cambio a algo que se intuye imposible: su victoria.

Ramón SOLA

Mediada la campaña, y con las encuestas poniendo serios interrogantes sobre sus resultados debido a su estrategia de no definir los pactos electorales, el PSN dio un mínimo paso adelante con un mitin en el frontón Labrit dedicado casi en exclusiva a criticar a UPN y a enfatizar que apuestan por un cambio de gobierno. Hubo afirmaciones en este sentido como para llenar el autobús de dos pisos con el que el PSOE pide el voto por las calles de Iruñea: el secretario general, Carlos Chivite, comenzó diciendo que «ha llegado la hora de dar la carta de despido a Miguel Sanz, por una vez estoy de acuerdo con sus propuestas de despido libre»; y el cabeza de lista al Parlamento, Fernando Puras, añadió luego que «el cambio está hecho» y «viene una ola que estamos preparados para coger».

Afirmaciones de este tipo serán probablemente recibidas de nuevo como grandes noticias por quienes tratan de animar al PSOE para que tome el Palacio de Navarra. Pero el discurso de Chivite y Puras tenía trampas; en ningún momento explicitaron que estén dispuestos a apoyarse en Nafarroa Bai para ello. «El cambio es el PSOE», remarcó Fernando Puras.

El cabeza de lista evitó esta vez, eso sí, hacer una apología de la equidistancia entre UPN y Nafarroa Bai, que parece estar llevando al desconcierto a sus posibles votantes. Pero entre línea y línea de su discurso Puras dejó caer algunos mensajes desagradables para la lista que lidera Patxi Zabaleta. En una referencia personal, instó al cabeza de lista de la coalición a evitar «ficciones como la de renunciar a lo que no tiene y no va a alcanzar nunca, que es la Presidencia del Gobierno». Y poco más tarde matizó, también en clara dirección a Nafarroa Bai, que «nuestra misión y nuestra intención no son facilitar a otros el acceso al Gobierno».

Pregunta sin respuesta

Si el PSN no toma compromiso en cuanto a pactos electorales, menos lo hace todavía en el terreno del compromiso con el proceso, con la libre decisión de la ciudadanía navarra. Esa cuestión se quedó en el exterior del Labrit. Allí, quince personas se concentraron para reclamar democracia con camisetas negras y mordazas. Y el mahaikide Juan Kruz Aldasoro preguntó a Fernández de la Vega «qué hay del compromiso adquirido por su Gobierno para abrir las puertas a la libre decisión de la ciudadanía». Aldasoro le pidió en una nota que «no escurra la pregunta aludiendo a que `con violencia no hay proceso'». Pero la vicepresidenta española ni siquiera llegó a ese punto; se limitó en Iruñea a repetir el falseado discurso de que «Navarra no será moneda de cambio».

Según su discurso, «son los de UPN y los violentos los que hacen el discurso de la `moneda de cambio'. El Gobierno, por contra, tiene muy claro que Navarra será siempre lo que los navarros quieran que sea, y que Navarra no estará en ninguna mesa de negociación».

De la Vega se fue de Iruñea también sin hacer referencia alguna a las opciones de avanzar hacia un proceso de resolución, actualmente encallado. Fuera del frontón iruindarra, la izquierda abertzale le lanzó el mensaje de que «el fracaso y el fin del proceso no son inevitables. La situación que vivimos en la actualidad, por muy grave que sea, puede reconducirse si se toman decisiones valientes. En su mano está, porque la mano de la izquierda abertzale sigue tan tendida como la mostramos en Anoeta. ¿Por qué no se atreven a cumplir la palabra que ustedes mismos empeñaron y dan vía libre de una vez por todas a un proceso para que la ciudadanía de Navarra, Araba, Gipuzkoa y Bizkaia puedan decidir su futuro en libertad? La paz es tan fácil como eso». Pero Fernández de la Vega sólo había venido a Iruñea a reiterar el cliché de la «moneda de cambio» y a hablar de elecciones. Y, sobre todo, a dar leña a UPN para regocijo de los cerca de 1.000 simpatizantes del PSOE presentes en el frontón.

El filón del 17-M

El «presidenciable» Puras dio buena prueba de que tiene bien trillado el discurso contra UPN. Y no le falta munición para ello. La secuencia más contundente de su intervención llegó cuando se hizo eco de la acusación de «frivolidad» lanzada el lunes por Miguel Sanz a José Blanco, número dos del PSOE, después de que éste dijera que UPN «debe hacer mucha penitencia si quiere acuerdos con el PSN».

«¿Habló de frivolidad? ¿Lo dijo quien puso a los navarros unos contra otros? ¿Lo dijo quien los puso contra unos demócratas que hemos luchado por la libertad, la democracia y el régimen foral? ¿No recuerda que nos llenó de infamia a paladas?», citó Puras en relación a la movilización de la derecha españolista el 17 de marzo.

Y siguió con su enumeración: «¿Frivolidad? ¿No fue Del Burgo quien en un debate histórico en el Congreso llegó tarde? ¿No fue Sanz quien puso a Navarra al servicio del PP y a las 48 horas nos ofreció compartir cotas de poder? ¿No fue Sanz quien se propuso ir al polígrafo para ganar credibilidad? ¿Y no fue él quien metió a la Corona en el centro del debate político? ¿Cómo habla de frivolidad?», concluyó Puras.

La manifestación del 17-M dio juego también al candidato a la Alcaldía de Iruñea. Javier Torrens prometió que «yo no confundiré el Paseo de la Castellana con el Paseo de Sarasate, no traeré aquí a los monigotes del guiñol del PP, no perturbaré la tranquilidad de esta ciudad».

Si De la Vega no habló de proceso de resolución, menos lo hizo Puras. Para el cabeza de lista al Parlamento, simplemente «la dialéctica de la confrontación identitaria es muy dañina. ¿Será posible que siga en el siglo XXI? Eso se tiene que acabar».

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