Ziganda probó con dos onces diferentes, en función de si juega con un delantero y un media punta, o dos atacantes específicos
La elección del sistema de juego acapara la sesión en Tajonar
Un 4-2-3-1 ó un 4-4-2, esa es la disyuntiva en la que se encuentra inmerso José Angel Ziganda de cara al compromiso ante el Levante
Natxo MATXIN | IRUÑEA
Los ensayos realizados ayer en Tajonar por el Cuco expusieron bien a las claras el debate particular que mantiene consigo mismo el míster rojillo respecto a qué once alinear ante el Levante, dependiendo de si debe tener un carácter más o menos ofensivo. La importancia de los tres puntos que se pondrán en liza en el Ciutat de València obliga a darle más de dos vueltas al sistema de juego idóneo para traerse un resultado positivo.
El de Larraintzar ensayó con dos de los sistemas que más ha utilizado a lo largo de la presente temporada: el habitual 4-2-3-1 de un buen número de desplazamientos y el 4-4-2 empleado fundamentalmente en los compromisos caseros.
De manera inicial se ejercitó con el primero de ellos poniendo en liza a Ricardo -en el tramo final de la sesión se ausentó por el fallecimiento de un familiar-; Izquierdo, Krutxaga, Cuéllar y Corrales en defensa; Nekounam y Puñal en el doble pivote, además de Valdo y David López por los respectivos carriles; junto a Raúl García en la media punta y Soldado en ataque.
Un esquema táctico que, a decir verdad, no ha traído consigo grandes frutos pese a haberse puesto en liza a lo largo de la presente campaña en unas cuantas ocasiones. La más reciente demostración de su ineficacia -sobre todo si las líneas no juegan juntas con continuos apoyos- fue el partido de vuelta de las semifinales de la Copa de la UEFA en el Sánchez Pizjuán.
Uno de los hombres esenciales en este dibujo es Raúl García. El canterano, cuya marcha al Atlético de Madrid es un hecho confirmado, está siendo uno de los más utilizados en las últimas jornadas, además de ser uno de los que se encuentran más en forma, como lo demostró ante el Villarreal.
El de Zizur Nagusia confesó en sala de prensa que una de las claves para conseguir un buen resultado en tierras levantinas será «mostrar que defensivamente estamos bien; y cuando digo defensivamente, me estoy refiriendo a todo el equipo, empezando por los delanteros. Todos podemos dar un poco más».
Dos puntas: Valdo y Webó
En cuanto al más tradicional 4-4-2, Ziganda probó con él en la segunda fase del partidillo, manteniendo a la misma defensa y doble pivote, pero con una variación en las bandas, ubicando a Juanfran en el carril derecho e incorporando a Valdo a la delantera, acompañando a Webó, que entraría en lugar de Soldado. El principal damnificado sería Raúl García, que quedaría fuera del once.
Este esquema provocaría una cierta pérdida de consistencia en la medular, pero ganaría en cuanto a potencial ofensivo con jugadores de calidad como Juanfran y Valdo, además de mayor presión en la salida de balón levantinista.
La medida de presión de los árbitros de no justificar de manera escrita algunas tarjetas amarillas -lo que les hace objeto fácil de recurso- posibilitará que Corrales pueda jugar, ya que se anuló la que vio contra el Villarreal.
A Ziganda todavía le queda en la recámara otro sistema que, a la vista de lo que se pudo observar ayer en Tajonar, no parece que vaya a ser utilizado en el Ciutat de Valéncia. Se trata del 4-1-4-1 que tantos buenos partidos ha ofrecido a la afición.
Baste recordar las victorias a domicilio que se cosecharon con dicha disposición táctica en Vigo, Villarreal o Bilbo, amén del formidable partido que protagonizaron los rojillos en Glasgow, sólo deslucido por el postrero gol del Rangers.
En todos ellos, el equipo ha demostrado un mayor empaque en el centro del campo, más capacidad para tener la posesión del esférico, mejor disponibilidad a la hora de taponar huecos y apoyarse entre líneas, junto a la potencia suficiente para las llegadas con peligro de los centrocampistas al área rival.
A lo hay que añadir la seguridad del entramado de contención pese a jugar con un único pivote defensivo, explicada por el hecho de que el iraní parece desenvolverse mejor cuando está solo en dicho puesto.
N.M.
