Alexandra Baurés, Mikel Okiñena, Miren Doiz y Soledad Aragón son, en esta ocasión, los artistas que muestran sus obras en el museo Gustavo de Maeztu, donde los premiados el año pasado con las ayudas a la creación de artes plásticas y fotografía reflejan, como viene siendo habitual en las últimas ediciones, la diversidad de lenguajes del arte contemporáneo, en el que la fotografía está adquiriendo cada vez mayor presencia.

En concreto, Alexandra Baurés presenta una serie de fotografías de pequeño formato bajo el título «Diario-kilométrico», que forman parte de un proyecto que incluye su propia página web, www.diariokm.org. Según la autora, se trata de «hacer una reflexión sobre la rutina de la sociedad actual a través de los recorridos que hacemos día tras día, todo el tiempo que invertimos en nada». «Las fotografías son, dice, «como pequeñas anotaciones de esa rutina, de ese sin sentido, de ese tiempo perdido».

Soledad Aragón, por su parte, expone una instalación que forma parte de un proyecto más amplio titulado «Arquitecturas oníricas» y que consiste en una caja blanca en su exterior y negra en su interior, que exhibe un vídeo en el que a través de la imagen de un olivo se plantea la dicotomía entre el anhelo de libertad y la necesidad de cobijo del ser humano. Con esa obra, explica ella misma, ha tratado «de hablar sobre esa tendencia de buscar cobijo, y, al mismo tiempo, de esa necesidad de escapar de ahí y, a un nivel más profundo, tratar de reflejar ese miedo a la libertad».

Metacrilato

Okiñena presenta piezas de metacrilato de color al estilo Brancussi que le hacen reflexionar sobre el proceso creativo en el arte y las sensaciones que produce en el artista y en quien las contempla ya terminadas. Un día, paseando, según sus propias explicaciones, encontró al lado de un contenedor un disco de metacrilato muy largo encolado a otro por el mismo canto, lo sacó y lo intentó romper y se rompió por todos los sitios menos por donde estaba pegado, lo que le dio la idea de hacer esculturas con el metacrilato.

Otra de las artistas, Miren Doiz, exhibe una serie de catorce fotografías que representan su propio estudio de pintura, con las que pretende utilizar la fotografía para mostrar su taller con un lenguaje pictórico. Su objetivo es reflexionar sobre el hecho de la creación, pero, en este caso, exclusivamente desde su propia perspectiva como creadora.