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ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA

UPN y ANV, termómetros de un proceso expulsado de la agenda

El proceso es el gran ausente en la campaña en Nafarroa. Con la izquierda abertzale expulsada otra vez antes de tiempo, el Parlamento volverá probablemente a ser un cero a la izquierda con miras a un eventual proceso de resolución. Pero llama la atención el modo en que otros partidos han sacado esta cuestión de la agenda. El PSOE respira y UPN quizás ni soñaba con ello cuando se echó a la calle el 17-M.Hay quien empieza a pensar que quizás el PSN quiera ganar más tiempo y no esté tan interesado como cabía prever en recuperar un gobierno que NaBai le daría gratis en términos de compromiso político con el proceso. La Asociacion Lucha contra el publicó en 2003 informe titulado mortalidad de Europa». En él se que la mortalidad tumores malignos Araba tiene una del Estado. Mientras PSOE y NaBai borran de la campaña este tema principal, Barcina deja claro en un artículo que la prioridad debe ser impedir que ANV, «los que apoyan a ETA», le echen de la Alcaldía de Iruñea.

Ramón SOLA

Después de implicarse e implicar a las arcas forales hasta las cachas en la apoteosis españolista del 17 de marzo en las calles de Iruñea, con el costo electoral que ello le va a acarrear seguro a UPN, Miguel Sanz debe estar pensando a estas alturas de campaña que para este viaje quizás no hacían falta tantas alforjas. Agotada una semana de pugna electoral, en Nafarroa se habla más de cómo el presidente se jactó en un mitin de haber llegado de Iruñea a Allo en 20 minutos (a 150 kilómetros por hora de media) que de cómo y cuándo la ciudadanía navarra tendrá la capacidad de decidir.

UPN respira evidentemente más tranquilo desde que el Tribunal Supremo y el Constitucional hicieron el trabajo sucio del «pucherazo 2». El Parlamento navarro se convirtió en 2003 en el primero de Europa que cerraba sus puertas a un sector social respaldado en las urnas, y lidera ahora el segundo capítulo de la trampa sin importarle su propia devaluación. Hasta el lejano Parlamento Europeo ha ido más lejos que el navarro en el impulso a un proceso de resolución. Y eso no ocurre sólo por una evidente cuestión de mayorías tergiversadas (UPN-CDN ha tenido cuatro años de mayoría gracias precisamente al «pucherazo 1», aunque a la oposición no parezca haberle importado mucho), sino por falta de voluntad y empuje político del resto de grupos. Y es que la minoría que ahora aspira a convertirse en mayoría a lo más que ha llegado en esta legislatura es a promover una confusa e inútil Ponencia de Autogobierno de la que se esperaba poco y terminó dando todavía menos. A estas alturas sólo cabe esperar que nos ahorren el aburrimiento de una nueva prórroga.

Este desinflamiento general tiene mucho que ver con que el PSOE llegue a la cita con las urnas en una absoluta indefinición, tanto en lo que respecta al proceso como, y esto ya toma tintes grotescos, en lo que se refiere a la gobernabilidad. No parece además que se le hayan encendido las alarmas con las encuestas que le auguran un mal resultado, algo lógico y comprensible teniendo en cuenta que quien le vote no sabrá si estará votando a UPN o a Nafarroa Bai. A Miguel Sanz habrá que darle la razón en esto.

Así las cosas, hay quien empieza a pensar que quizás el PSN quiera ganar más tiempo y no esté tan interesado como cabía prever en recuperar un gobierno que Nafarroa Bai le concedería gratis en términos de compromiso político con el proceso. Y eso que ya han pasado dos décadas, que se dice pronto, desde que el partido entonces de Urralburu perdió la hegemonía en Nafarroa en beneficio de UPN. La última vez que el PSOE ganó en las urnas fue en 1987.

La flojera del PSN, curiosamente, parece suscitar más preocupación en los componentes de Nafarroa Bai que en sus pro- pias filas. Y es que en caso de que la lista de Fernando Puras pasara a ser la tercera más votada, no parece que el PSN tenga clara la opción de coger la Presidencia en situación tan débil frente a UPN. Sin olvidar otro factor: todavía siguen paseando los fantasmas que despertó el «chivatazo» de las cuentas suizas que liquidó fulminantemente el Gobierno de Otano en 1995. Ha llovido mucho desde entonces y en el PSN ha habido un relevo paulatino, pero nadie se atreve a garantizar que aquella cuestión que quedó sin esclarecer no vaya a ser resucitada por la derecha en otra maniobra a la desesperada como aquella.

Frente a esta tesis están quienes opinan que Puras cogería el sillón sea cual sea el resultado. Para ello se aportan argumentos como que Zapatero le obligaría a ello por su valor en la pugna con el PP. Y es cierto que la prensa estatal subraya mucho que el PSOE se quiere cobrar dos piezas en estos comicios: Baleares y Nafarroa. Pero todas estas lecturas coinciden en un punto: el PSOE no quiere a Nafarroa para impulsar un proceso de resolución, sino para sus propios cálculos partidistas.

Puras no está, desde luego, presionado desde NaBai, sino más bien al contrario. La coalición ha ido rebajando su discurso en este terreno en una estrategia aparentemente posibi- lista: primero el Gobierno y luego ya se verá. Pero no deja de llamar la atención que desde estos partidos sí se pusiera bastante más énfasis hace un año, cuando la mesa de partidos parecía inminente, en exigir que en Nafarroa hubiera un foro de partidos propio y específico.

En aquel momento, estas formaciones hablaban, aunque fuera en términos ambiguos, de la necesidad de impulsar un proceso de paz también desde Nafarroa. Luego ese discurso también se fue dejando de la- do. La falta de respuesta a la movilización de la derecha españolista el 17 de marzo fue un síntoma. Y a día de hoy se advierte con mucha nitidez que Nafarroa Bai sólo se dirige al PSN en términos de gobierno de progreso, perfectamente asumibles por Puras, lo que no está mal pero resulta insuficiente para cualquiera que entienda que efectivamente aquí existe una gran oportunidad de resolución del conflicto a la que Nafarroa no puede seguir siendo ajena.

Mediada la campaña, y a la espera de lo que depare hoy el acto central del Pabellón Anaitasuna, Nafarroa Bai se ha limi- tado a desgranar día a día su programa sector a sector sin poner el acento en cuestiones claves como el derecho a decidir de la ciudadanía navarra. Se puede sospechar incluso que quizás la cuestión no esté resuelta internamente entre los cuatro partidos miembros, más aún vista la posición que tienen fuerzas como PNV o Batzarre hace mucho tiempo. De momento, la referencia en este terreno es forzosamente su diputada en Madrid, Uxue Barkos. Y su discurso tiene bastantes más similitudes con el de Zapatero que con el de EA, por citar un ejemplo.

Así las cosas, el 27 de mayo sólo se podrá hacer lectura en clave de proceso mirando al voto que obtengan dos formaciones. Por un lado, la izquierda abertzale, que hoy en las calles de Iruñea se movilizará con un mensaje claro: «Por la democracia y por el proceso». Los apoyos a ANV serán un termómetro para calibrar la demanda social de que Nafarroa tenga lugar preferente en un proceso de resolución, siempre a partir de la libre decisión de la ciudadanía y con estatus propio, como quedó fijado en el acto del Pabellón Anaitasuna de marzo. Esta demanda de democracia intentó llegar anteayer hasta el mitin del PSOE en el Labrit, pero la Policía le puso sordina, como muestra la foto de esta página.

El otro será lógicamente el de UPN, que pretende convertir el paso por las urnas en el referéndum sobre el actual estatus que siempre se ha negado a convocar por si acaso. La alcaldesa de Iruñea, Yolanda Barcina, mostraba ayer en un artículo de prensa dónde está su preocupación. Bajo el título «Los que apoyan a ETA regresan al Ayuntamiento», se podía leer esto: «A la vista de que su presencia en el Ayuntamiento es ya irreversible, todos los ciudadanos libres tenemos, con nuestro voto, el gran reto de evitar que ETA y los que le apoyan puedan ser los que decidan quién gobernará nuestra ciudad». Clarificador.

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