Roger Federer, número uno mundial desde hace cuatro años, fijó en 81 partidos la asombrosa racha victoriosa de Rafael Nadal sobre tierra batida y se adjudicó, en una hora y 54 minutos, el torneo de Hamburgo, el único Masters Series que le faltaba, por 2-6, 6-2 y 6-0.

Desde abril de 2005, Nadal no conocía la derrota en este tipo de pista. Era el undécimo enfrentamiento entre ambos y su reencuentro desde Montecarlo, donde el mallorquín sumó un nuevo triunfo ante el tenista de Basilea por un doble 6-4. El balance de enfrentamientos entre sí continúa favoreciendo a Nadal por 7-4.

Tras vencer en Indian Wells, Montecarlo, Barcelona y Roma, Nadal aspiraba a conquistar su quinto título de la temporada antes de afrontar Roland Garros y a infligir otro golpe moral a Federer, al que había derrotado en los cinco enfrentamientos previos en tierra batida.

Pero Federer, que había sufrido en semifinales para eliminar a otro balear, Carlos Moyá, también afrontaba con mucha motivación el torneo de Hamburgo como prueba de fuego para calibrar sus posibilidades en el inminente Roland Garros, el único Grand Slam que le falta.

«Si tenía que perder contra alguien era contra este hombre», dijo Nadal al referirse a su verdugo y amigo. «Quiero felicitar a Roger y desearle buena suerte en Roland Garros», expresó.

Federer, tras obtener la primera victoria sobre Nadal en seis partidos sobre tierra, correspondió con igual diplomacia. «81 es una serie increíble, y le tengo un gran respeto por ello», dijo sobre el manacorense. Luego, el jugador suizo se dedicó por completo al torneo de Hamburgo, que ha ganado en cuatro de sus últimas cinco visitas. «Es formidable jugar aquí de nuevo y ganar otra vez. Me he enamorado de este torneo», dijo.