El hallazgo, según ha podido saber GARA de fuentes seguras, corresponde a una cueva no catalogada, es decir, una cueva de cuya existencia no había hasta ahora constancia.

Es un hallazgo muy reciente, se ha producido en los últimos días, y, por tanto, es pronto aún para determinar si estuvo habitada por el ser humano y en qué época, pero la cueva está situada cerca de la que alberga el importante yacimiento de Praileaitz I, concretamente, en la misma ladera.

Una ladera cuya conservación -o no- está en estos momentos en el centro de la polémica desatada en torno a este importante yacimiento, testigo de los ritos que hace 15.500 años realizó un chamán y que, además, cuenta con pinturas paleolíticas, datadas provisionalmente por el especialista Marcos García en hace unos 17.000 años.

De hecho, el viernes de la semana pasada, miembros del Departamento de Cultura de Lakua y de la Dirección General de Minas mantuvieron en Gasteiz una reunión con el alcalde de Deba, Jesús María Agirrezabala, para estudiar la posibilidad de realizar algún tipo de permuta con la cantera de Sasiola, propiedad del grupo Amenabar, que permita conservar la ladera.

La importancia de la ladera

El Departamento de Cultura de Lakua ultima el decreto que establecerá el régimen de protección definitivo de Praileaitz I, y está por ver si incluirá la ladera -que los defensores del yacimiento y su entorno consideran imprescindible para contextualizarlo y garantizar su viabilidad futura- o no la incluirá, lo que significaría que más pronto que tarde terminaría siendo engullida por la cantera.

Las perspectivas, dado que la explotación no ha dejado de avanzar en ningún momento, no son halagüeñas, por lo que el alcalde ha optado por plantear la posibilidad de algún tipo de permuta, que, en principio, la Dirección General de Minas ha visto factible, aunque está por ver cómo puede concretarse. Frente a la posibilidad de compensar al propietario de la cantera con nuevas concesiones de piedra en la comarca, Minas parecía inclinarse por estudiar nuevos aprovechamientos en la propia explotación.

Los montes del Bajo Deba, montes de caliza, albergan numerosas cuevas y abrigos naturales. Esto, unido a su baja altitud sobre el nivel del mar, en una época fría como el Paleolítico, marcada por la glaciación, hizo que fueran escogidos como refugio por grupos de cromañones cazadores recolectores. De hecho, el Bajo Deba alberga en la actualidad la mayor concentración y la mayor variedad de toda Euskal Herria de hábitats en cueva del Paleolítico Superior. Sólo en los términos municipales de Deba, Mutriku y Mendaro se han localizado hasta la fecha varias decenas de yacimientos, algunos tan cercanos al de Praileaitz I como los de Ermittia, Langatxo o Iruroin.

Pero no sólo en el entorno, sino que en el propio monte de Praileaitz se localizó otro yacimiento, Praileaitz II, que hace aproximadamente quince años engulló la cantera de Sasiola después de que fuese «vaciado» por un equipo de arqueólogos dirigido por Eloísa Uribarri.

Así las cosas, no cabe descartar que no sólo en el entorno, sino en el propio Praileaitz aparezcan nuevos yacimientos.