La asociación Ahaztuak 1936-1977 ha impulsado una iniciativa que tiene el sentido de implicar a los ciudadanos que así lo deseen en una tarea que es de todos, la de trabajar por el rescate de la memoria histórica. Esa labor es del todo esencial, ya que, a poco que se hable con personas que llevan muchos años trabajando ya en archivos, ya junto a supervivientes, se constata la urgencia de esta carrera contra el olvido. Se trata de no dejar que el ciclo natural de la vida se cumpla, impidiendo con ello que se pierda la transmisión. Los voluntarios de la memoria tendrían, en este sentido, un papel clave cara a dejar constancia de testimonios que más pronto que tarde se perderán si nadie se encarga de protegerlos mediante su archivo. Al tiempo, Ahaztuak se propone contribuir al trabajo de localización de fosas comunes y también para salvar, no tanto del olvido como de las voraces palas excavadoras, los vestigios arquitectónicos de la guerra. Cuando se acercan los meses de verano, esos en los que aparecen ofertas de campos de trabajo -es habitual ver a personas recuperando pueblos perdidos o trabajando en excavaciones arquitectónicas- resulta todavía más oportuno ofrecer la ocasión a los ciudadanos, y en especial a las nuevas generaciones, de implicarse en una búsqueda que es vital si se quiere construir este país sobre la verdad y la justicia.