Rifkin: «La UE debe liderar la tercera revolución industrial, la energética»
El prestigioso economista Jeremy Rifkin disertó ayer sobre «El sueño europeo» en contraposición del tan manido «sueño americano», sobre el que se han asentado las teorías más profundas del libre mercado y las más atroces guerras fuera de Estados Unidos. A su juicio, los derechos sociales en Europa están permitiendo que la economía crezca con fortaleza a pesar de que los empresarios son quienes impulsan precisamente el neoliberalismo más atroz.
Juanjo BASTERRA |
Jeremy Rifkin, presidente de la Fundación sobre Tendencias Económicas y prestigioso economista estadounidense, planteó en el transcurso de una jornada sobre «El papel de los medios de comunicación en la construcción de Europa» que la UE «está en condiciones» y tiene las «suficientes facultades» para liderar «la tercera revolución industrial, la energética», lo que le situaría en una posición líder en el conjunto de la economía mundial. En el encuentro participó el lehendakari, Juan José Ibarretxe.
Para Rifkin, el actual modelo energético sólo beneficia a una «élite poderosa» y «desampara» al 80% de la población mundial que es ajena a la energía. La solución para el desarrollo económico futuro está en «las energías renovables y sostenibles». En ese caso, aplaudió la iniciativa de la UE en materia de defensa del Medio Ambiente al proponer que para el año 2020 el consumo de energía limpia tendrá que alcanzar el 20% de la factura de la UE de los 27 estados.
Conflicto de intereses
Jeremy Rifkin reconoció, sin embargo, que en el seno de Europa se está registrando «un conflicto de intereses individuales» que impiden que la economía avance a un mayor ritmo. «Es cierto que existe una amalgama de diferencias entre los estados europeos, pero en Estados Unidos ocurre igual y, sin embargo, se invoca al sueño americano, lo que provoca que todos tiremos hacia adelante».
Por ese motivo, Rifkin consideró que es necesario que la tercera revolución generalice un modelo de energía eléctrica para todos, «por medio del hidrógeno», y que se ampare en el desarrollo de las comunicaciones, lo que «permitirá una interdependencia de los diferentes pueblos y regiones para acceder a una mayor cohesión social». Se mostró crítico con el actual sistema energético, porque está controlado por empresas petrolíferas y unos pocos gobiernos, pero recordó que el hidrógeno como fuente de energía se encuentra «en todos los lugares del planeta» y su extracción es barata y sencilla, por lo que «permitirá la democratización de la energía y logrará que los ciudadanos vascos, españoles y europeos sean independientes».
Por esa vía, Rifkin cree que será «la única forma de sacar a millones de personas del tercer mundo de la pobreza» y añadió que su distribución deberá hacerse de manera globalizada, para que funcione como lo hacen las redes de comunicaciones de internet, gracias a las nuevas tecnologías».
Durante la charla, fijó la necesidad construir «El sueño europeo» como modelo contrapuesto al sistema neoliberal estadounidense, «que se fija en el éxito personal, no en el colectivo, como ocurre en la Unión Europea». Los 27 estados europeos «no venden bien su poder económico, social y laboral en el conjunto del planeta», pero destacó que cuentan con la suficiente fortaleza industrial, económica e innovadora para impulsar un desarrollo del mercado europeo de 500 millones de habitantes.
El prestigioso economista y activista social, «en una larga parte de mi vida», como expresó, alabó el modelo sobre el que se asienta la economía europea, «más social y humanizada» frente a Estados Unidos. Ante quienes opinan que «ese modelo está acabado y proponen aplicar criterios individualistas, competitivos y más duros», a imagen de la economía norteamericana, Rifkin abogó por «buscar un equilibrio inteligente» entre los derechos sociales adquiridos por los ciudadanos europeos y la apuesta el crecimiento económico.
Colapso americano
Aclaró, en otro momento del encuentro, que «el sueño americano», basado en el esfuerzo individual para lograr el beneficio económico, «está a punto del colapso» porque ha derivado «en una sociedad en la que los ricos son cada vez más ricos y la masa social de pobres se multiplica, sin apenas obtener posibilidades de integrarse de nuevo en el sistema».
Jeremy Rifkin desveló que en Estados Unidos 40 millones de personas «no tienen seguro médico, las vacaciones de los trabajadores no sobrepasan los diez días y realizan jornadas de trabajo anuales por encima de las 1.900 horas anuales». Para él, el modelo europeo supone, «con sus aciertos y desaciertos», una posición de éxito para «equilibrar el mercado, para que avance en un modelo social que beneficie a todo el mundo».
En este caso recordó que «la UE sabe crecer». A su juicio, «un modelo neoliberal es contrapuesto al crecimiento sostenible y el desarrollo social». Rifkin afirmó que «es cierto que si se abandona el modelo social, se permite aumentar el PIB y la riqueza de unos pocos, pero baja la calidad de vida»,por lo que criticó las reuniones anuales en torno al Foro Económico de Davos, porque «sólo avanzan en beneficio de los más ricos con proclamas para reducir los impuestos».
Sin embargo, recordó que en los países escandinavos de Europa «se pagan los mayores impuestos y la protección social es la más elevada. Es un ejemplo de calidad de vida y modelo social», precisó el economista.
Jeremy Rifkin explicó ante los medios de comunicación que «lo que está ocurriendo con el Banco Mundial es lamentable» y dijo que es «un exponente claro y preciso de la arrogancia en la que está asentada la Administración estadounidense dirigida por George Bush». Criticó abiertamente la manera de designación de los presidentes de esa institución financiera de forma «unilateral». Según el prestigioso economista, «las instituciones internacionales y las personas que las representan no deberían representar a los intereses de la corriente rectora, sino a los ciudadanos», por lo que reclamó que haya una «democratización» de las designaciones, para que se logre «que esas instituciones, de carácter económico, representen a todos los ciudadanos». Rifkin criticó de esta manera la decisión de George Bush de nombrar a Robert Zoellick para representar al Banco Mundial, después de que su predecesor, Paul Wolfowitz, tuviera que dimitir por haber favorecido a su pareja elevando su salario de manera injustificada. El secretario general de la OCDE, Angel Gurría, se congratuló por el nombramiento de Zoellick y afirmó que su llegada a la cabeza de esta institución principal «contribuirá a reforzar la cooperación entre el Banco Mundial y la OCDE». Gurría destacó las «cualidades de dirigente» y «experiencia de trabajo» de Zoellick en las organizaciones internacionales, así como que «su comprensión de las cuestiones complejas vinculadas al desarrollo, hacen de él un candidato ideal para este puesto«, dijo el representante de OCDE .
«En América vivimos para trabajar y en la UE se trabaja para vivir», precisó, y recordó que ventajas sociales europeas como vacaciones, prestaciones por jubilación, baja por maternidad «ni se conocen en Estados Unidos. Mi madre se asombró cuando leyó el libro de «El sueño europeo»».
Rifkin contó una anécdota, ya que dijo que en Estados Unidos «la gente no pasea. Si ves a un americano paseando es que sale del siquiátrico o está drogado. Amigos míos llevan fotos de sus vacaciones con gente paseando. Es algo impensable allí».
«Si comparamos Estados Unidos con la UE en materia de calidad de vida, es claro que el sueño europeo es rentable. Es un modelo a seguir, porque el neoliberalismo nos lleva al fracaso».
«No se puede cerrar la puerta al Islam, porque no se conseguirá. Los inmigrantes deben estar abiertos a la realidad europea y a respetar los derechos fundamentales de la Unión Europea», señaló ante los medios de comunicación.