Ana Urkijo será recordada en la historia del Athletic por haber sido la primera mujer en alcanzar la presidencia del club. Sin embargo, más que un paso en pro de la igualdad en la sociedad, el mandato de Urkijo se ha caracterizado por la responsabilidad al tratar de evitar una crisis institucional aún más profunda.

Porque cuando Fernando Lamikiz presentó su dimisión en la Asamblea de Compromisarios, la abogada bilbaina tuvo la ocasión de marcharse y olvidarse de problemas. Lo más fácil viendo lo que se avecinaba hubiera sido adelantar las elecciones y escapar, pero Urkijo y once directivos más decidieron aguantar el chaparrón. El rendimiento deportivo del equipo se podría haber visto afectado por una campaña electoral en plena temporada y además, quizá ni los posibles candidatos hubieran contado con tiempo suficiente para preparar a conciencia su proyecto para el club.

El Athletic necesitaba cierta estabilidad y la Junta Directiva optó por quedarse siendo consciente que tenía que solventar varios «marrones» creados por el anterior presidente y una convulsión en el entorno sin precedentes. La masa social estaba muy enfadada con la gestión del anterior presidente y la involución deportiva registrada en dos temporadas.

El primer problema en aparecer fue la resolución del «Caso Zubiaurre». La negligencia cometida por Lamikiz dejó al club rojiblanco obligado a abonar como responsable civil subsidiario cinco millones a la Real -todavía se encuentra pendiente de la definitiva resolución de los tribunales-.

El campo nuevo

La presidenta mantuvo el pacto alcanzado con el jugador y amplió su contrato en dos temporadas -ha firmado para ocho años- para amortizar el desembolso que debería acometer el Athletic, pero se equivocó de pleno al romper las relaciones con la Real. Aunque la postura de los rectores del conjunto donostiarra podría ser criticable, en bien del fútbol vasco el Athletic debería de tratar de arreglarse con todos los vecinos porque no se puede olvidar que fue el primero en meter la pata.

En el aspecto deportivo tuvo que afrontar la destitución de Sarriugarte y se decantó por Mané para sustituirle. Con los números obtenidos por el de Balmaseda puede darse por satisfecha porque el Athletic está cerca de cumplir el objetivo de la permanencia. Quizá le faltó más iniciativa a la hora de apostar por algún refuerzo más en el mercado de invierno para el centro del campo.

Su principal debilidad ha estado en la defensa de los jugadores y la institución con los supuestos favores arbitrales que recibe. Urkijo no se ha atrevido a responder a las críticas recibidas por la plantilla y trabajadores de Lezama -en especial a las continuas declaraciones de José Luis Bilbao e Iñaki Azkuna-. La semana pasada, por ejemplo, señaló que respetaba las acusaciones del candidato del PNV a diputado general contra los futbolistas. A dos días del trascendental partido frente al Mallorca los jugadores rojiblancos merecían el respaldo público de la máxima mandataria del club.

El paso dado para la construcción de San Mamés es uno de los logros que se le adjudican. Pero más que el impulso de su Junta, han pesado los deseos de favorecer la construcción de los responsables institucionales que han presentado el proyecto como una de sus propuestas para Bizkaia y Bilbo. Ahí puede encontrarse la razón de no haber respondido con contundencia a los ataques externos de los políticos.

Testua lehenengo parrafoa.

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