GARA > Idatzia > Kultura

Ritual maya de tributo a los últimos rayos del sol, en el monumento de Stonehenge

La lluvia cesó como por milagro en el monumento megalítico de Stonehenge para que un ritual maya rindiera tributo a los últimos rayos de sol en la primera ceremonia de ese pueblo precolombino en Europa.

Laia JARDi | LONDRES

La percusión creada por instrumentos tradicionales como los tunkules o los teponaztles llenaron de ritmos mayas el círculo interior de piedras gigantescas que, después de 5.000 años, ha acogido estos días un altar repleto de flores para rendir homenaje al astro solar en lo que inicialmente fue un templo para adorar al sol y a la luna.

Primero fueron los monjes tibetanos; el año pasado, los aborígenes australianos, y éste les ha tocado el turno a los descendientes de los mayas, que cruzaron el océano para llevar su ritual a Stonehenge, en una ceremonia que ha permitido al público adentrarse en los cuatro círculos concéntricos de piedras que, por norma general, sólo se pueden admirar en la distancia.

Hay quienes sugieren que Stonehenge llegó a ser un enorme reloj astronómico para predecir las estaciones; otros ven en este conjunto de rocas alineadas en forma circular un santuario para los antiguos druidas que, situado cerca de Amesbury, en Wiltshire, atrae anualmente a turistas de todo el mundo en busca de un lugar donde, el primer día de verano, el sol sale justo atravesando el eje central. «Venimos a este lugar santo por una premonición. Soñé que tendríamos la oportunidad de proyectar hacia el mundo nuestro conocimiento y que sería en Stonehenge», explica el sacerdote Luis Nah, descendiente de 17 generaciones de la antigua civilización azteca Chilam Balam.

En el marco del festival internacional de Salisbury, que este año tiene a Latinoamérica como región invitada, Nah ha dirigido la ceremonia celebrada por el grupo Hamba `Kan, que en maya significa «Ecos del Cosmos».

De las cavernas a Inglaterra

Maquillados con tonos cálidos y cargados de collares de piedras, tres mujeres y cuatro hombres procedentes de la aldea de Sajka Mucul, cerca de las bellas ruinas mayas de la península de Yucatán, han brindado al público europeo la oportunidad de asistir a una ceremonia que, hasta el momento, estaba reservada a los descendientes de los Itzaes, los mayas del Yucatán.

«Han pasado 500 años desde que tuvieron lugar las persecuciones coloniales que propiciaron la decadencia del imperio maya y nos obligaron a escondernos y realizar nuestro rituales en las cavernas y en las selvas. Ahora -añade Luis Nah- la libertad es tan grande que en público hemos podido realizar el ritual y recordar la importancia de la cada vez más perdida tradición oral».

Al atardecer, cuando los últimos rayos del sol atraviesan el eje de uno de los templos más mágicos y enigmáticos del mundo, la ceremonia maya ha ofrecido durante dos días consecutivos una danza acompañada de cánticos y el sonido de flautas y tunkules, considerados sagrados por las vibraciones que permiten al cuerpo conectarse con el cosmos.

El humo del copal sirve para bendecir los cuatro puntos cardinales: el este, en representación del sol; el norte y el sur, que encarnan la mujer y el hombre, respectivamente; el oeste, que representa lo negativo; y el centro, donde se halla el Altar, en tributo a la madre tierra y a la divinidad.

«Es un enorme privilegio haber podido participar en un ritual tan antiguo como es el maya en este milenario templo sagrado inglés», ha afirmado, por su parte, la directora del festival internacional de Salisbury, Jo Metcalf, en un momento en que, tanto la pirámide de Chichen Itzá, la antigua ciudad maya, como Stonehenge compiten para convertirse en una de las siete nuevas maravillas del mundo.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo