Floren Aoiz Escritor
La hora de la verdad
Durante los últimos meses hay una idea que se ha repetido una y otra vez en Nafarroa: cambio. La mayor parte de las fuerzas políticas ha levantado esta bandera y algunas han ido más lejos, asegurando que tras el 27 de mayo lograrían materializarlo.
De padres tongos, hijos tonguitos, y estas elecciones no democráticas han acarreado resultados no democráticos. La distorsión provocada por la Ley de Partidos ha llegado tan lejos que en el Parlamento Foral UPN y CDN rozan la mayoría absoluta, Nafarroa Bai ha obtenido 12 escaños, el PSN también, pero con menos votos, y no hay ni un solo representante de la izquierda abertzale. Si la lista de ANV no hubiera sido impugnada, UPN y CDN estarían más lejos de la mayoría absoluta, Nafarroa Bai no tendría ni 12 escaños ni más votos que el PSN y habría por lo menos 3 o 4 parlamentarios forales de la izquierda abertzale. Igual que en Iruñea, sería imposible desalojar a Miguel Sanz de la presidencia sin ANV. Gracias a la decisión del Gobierno español de dejar a la izquierda abertzale fuera del Parlamento Foral, esta institución no se corresponde con la realidad social. Es evidente que tanto PSN como PNV preferían esto a un escenario en el que ANV tuviera la llave.
UPN ha sido capaz de movilizar su base social y recoger miles de sufragios de CDN, pero puede perder el Gobierno de Nafarroa y ayuntamientos como el de Iruñea. Los datos hacen posibles mayorías alternativas, y sin embargo, no está claro que la derecha navarrista vaya a perder esas instituciones.
Habrá que preguntar a PSN y Nafarroa Bai por qué. Es más fácil vender cambio que llevarlo a la práctica, y es notorio que existe una fuerte presión sobre el partido de Chivite para que vuelva a pactar con UPN. Es pronto para determinar el efecto de estas presiones, pero cabe prever que serán utilizadas para justificar que se defrauden las expectativas de cambio. No es casual que Puras afirme que NaBai ha renunciado a toda reivindicación «nacionalista» y nadie de esta coalición haya sentido la necesidad de responder. Se prepara el terreno para una alianza que no afronte la cuestión central de la política en Nafarroa, y eso significa seguir jugando en el terreno que marca la derecha.
Ha llegado la hora de la verdad y el cambio prometido comienza a desinflarse.