Jon Viteri 2007/5/31. Euskal Herria.
Los nuevos apestosos del siglo XXI
El humo ha desatado una nueva guerra a escala mundial. Entre el Protocolo de Kioto y la persecución indiscriminada del fumador, la humanidad pretende vivir totalmente feliz (...)
Quien acertada o erróneamente ha elegido el tabaco como uno de los pocos vicios que le dan placer se convierte ahora en un ser despreciable, porque las leyes le persiguen allí donde vaya no permitiéndole el más mínimo respiro (...).
Asumiendo que el fumar es un factor determinante en enfermedades graves, como el cáncer de pulmón, y conductor en otro tipo de patologías, ¿por qué los responsables de lanzar estos mensajes no cumplen con el sistema establecido? Porque mientras la ministra de Sanidad española proclama a los mil vientos -con esa cara de avinagrada que le caracteriza- la prohibición de echar humo en los centros y transportes públicos, restringe espacio en locales privados, pero de utilidad pública, el resto de compañeros de gabinete gubernamental ni menean una pestaña a la hora aprobar los presupuestos donde se incluye la subidas de los productos, donde el tabaco encabeza la lista con ese incremento muy señalado el primer día del nuevo año. ¿No sería mejor precintar los estancos para eliminar a los fumadores de un plumazo? No lo hacen porque don dinero es quien es y porque llena las arcas del Estado de una forma voluminosa.
(...) Porque esa coartada tan repetitiva de los fumadores pasivos se ha convertido ya en demasiado pesada. Pueden existir ciertas bases científicas que demuestren el daño colateral que puede producir el fumador, pero ¿no producen las mismas consecuencias los humos que tragamos diariamente provenientes de los tubos de escape de los automóviles, autobuses y de esas motos que además de la polución que crean dañan el oído con el ruido que provocan? Sin olvidarnos de esos amantes de la música con los equipos de sus coches a tope de decibelios (...).
Deia