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KRONIKA | UMORE AZOKA

Algunos pequeños detalles que pueden alegrarte una jornada en la feria de Leioa

Junto a los espectáculos de unas dimensiones medias que concitan a las grandes masas de espectadores, se han podido ver delicias con sabor nostálgico o llenas de poder de comunicación directa con los públicos. En algunos casos, piezas cortas con aforos limitados; en otros, números de acrobacias, de humor físico, de mucha participación. Todo en sesión continua.

Carlos GIL crítico

Cinco sentidos producciones colocó una carpa durante todos estos días y ofrecía su «Freak Museum», un recorrido más literario que físico por unos supuestos monstruos, con teatro de sombras manuales, con efectos simples, peor paradójicos. Con público limitado en cada recorrido, las colas eran inmensas para poderlo presenciar. Un trabajo delicado, sencillo, del que destacamos al presentador de este museo de monstruos y leyendas.

Por Leioa se podía ver a ciertas mujeres ataviadas con unos sombreros realmente espectaculares. Los hacía in situ, Veronique Follet, que con su trabajo denominado con mucha oportunidad «Côté chapeau, côté photo...» realizaba aditamentos y maquillajes con elementos cotidianos y de reciclaje, una curiosidad en donde destacaba la personalidad y simpatía de la artista. En este caso, el protagonismo es de uno en uno, aunque siempre estaba rodeada de un número amplio de espectadores que participaban con sus comentarios.

Ne me titere pas presentaron su agraciado y gracioso espectáculo titulado «El sainete del señor cura», una pieza del siglo diecinueve escatológico y anticlerical, que lo realizan con la técnica de los bonecos de santo Aleixo, una tradición popular portuguesa de títeres muy especial. Además de lo divertido del sainete, lo que le dota de singularidad es que se realiza en una caravana en la que solamente tienen cabida diecinueve espectadores. Sesión continua, gran expectación y dos espectáculos, el de títeres y el de entrada al mismo. Gusta mucho porque es algo diferente y muy ocurrente.

Hay un tipo de espectáculo clásico, una fórmula en la que aparece un artista de los malabares, del equilibrio, de la pantomima, se hace acompañar por algunas personas del público que se convierten en colaboradores espontáneos del espectáculo y logran una comunicación excelente, donde está asegurada la diversión y en donde también se ven números de acrobacia o de manipulación técnicamente importantes. Estuvo Abigail Collins, con mucha soltura y muchos hula-hops y participación de varones para sus números de acrobacia. ``Flamme Fatale» busca la comunicación directa y farsesca, pero sus números de cuerda húngara quedan más reservados para sus exhibiciones técnicas, lo mismo que Dominique Major con su rueda alemana y Martín Vasallo con su comicidad gestual, que juntos hacen un número mucho más participativo.

Otra fórmula repetitiva son los dúos cómico, musicales, con malabares, en donde priman los artistas de procedencia argentina. Son unos clásicos que repiten formato hasta la saciedad y que van copando programaciones a base de lograr identidades geográficas diversas. En esta categoría hemos podido ver en una sesión casi continua a Circo delirio o Debote embote, de los que nos es imposible en estos momentos discernir quién era quién dada su similitud estructural y conceptual, que se unían a otros varios semejantes de estos días anteriores.

Salen de esta apartado por calidad, por trabajo específico, por capacidad comunicativa, por hacer lo que saben hacer y hacerlo bien Los Chimichurri, también argentinos, que presentaban un espectáculo titulado «Tres delicias», en donde había sentido del humor, dificultad técnica, variedad de disciplinas, en un trabajo ajustado a sus posibilidades, pero con momentos realmente buenos.

Entramos en los espectáculos con mayores ambiciones. Circo de la sombra van evolucionando, su espectáculo, muy cuidado formalmente, con una historia dramatúrgica que cuenta con números circenses, en ocasiones, de gran altura técnica en su ejecución y siempre con un contacto directo con los espectadores y un ritmo interno bien mantenido. Están en un buen camino estético, las ideas se saben poner en escena y hay capacidad técnica en sus intérpretes.

La pez presentó uno de los espectáculos más gamberros, pero a la vez, más destinados a la fiesta colectiva y, pese a ser un trabajo que habíamos visto en interior, demostraron una inusitada capacidad de adaptación al espacio donde lo ofrecieron, que sorprendió de manera muy positiva. De difícil clasificación, se trata de una fiesta de tintes surrealistas, en donde la danza es de salón, los textos se dicen de manera aproximada y buscan la colaboración real de los presentes como para conseguir que uno de los integrantes pudiera hacer surf por encima de las cabezas de los espectadores. Tenía sus puntos de provocación muy curiosos. Cuando menos, escapa a lo habitual.

Un rito contemporáneo fue la idea previa que lanzó a los miembros de Alquimia 130 a crear su «Alma candela», que ha sido uno de los espectáculos más plásticos, con mejor estructura dramática, pensado claramente para la calle y para la noche, en donde la música en directo, la interpretación, los movimientos de actores y los elementos básicos como el agua o el fuego le dotan de una identidad majestuosa y que atrapa por los sentidos.

Teatro popular a la vieja usanza es la propuesta de los extremeños de Al Suroeste Teatro, que llegaron a estrenar su «Paso a vaso», una colección de entremeses y romances de ciegos escritos por clásicos áureos y por jóvenes autoras de hoy en torno al vino. Un divertimiento que se realiza sobre el escenario en el que se transforma un camión y que cuenta con todos los elementos del más antiguo teatro popular, muy comunicativo, muy deslenguado en cuanto a emplear un lenguaje muy procaz, pero que deja un buen sabor al poder disfrutarse de un tipo de espectáculo tradicional, pero muy bien tratado escénicamente y con buen trazo en las interpretaciones que deben buscar lo inmediato y el tipo.

En el momento de escribir esta crónica nos quedaban de ver algunos estrenos, de los que daremos cuenta mañana. Sí supimos que el jurado de la Umore Azoka otorgó a La Pez el premio al Mejor Montaje de Euskadi y a Alquimia 130, el galardón al Mejor Montaje del Resto del Mundo. Los accésit fueron para A Ne Me Titere Pas y Al Suroeste Teatro. Por su parte, Hortzmuga adelantó algunas claves de su próximo montaje.

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