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El miedo al cambio condena al Alavés a seguir sufriendo

El empate del Real Madrid Castilla en Murcia dio al equipo gasteiztarra la opción de asegurar la permanencia pero los albiazules se fundieron en la segunda mitad víctimas de su impotencia ofensiva

DEPORTIVO ALAVÉS 1

VALLADOLID 2

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

El Alavés desaprovechó ayer una magnífica oportunidad de poner fin al sufrimiento que lleva padeciendo toda la temporada. Como si temiera que los cambios que podrían generarse en la entidad una vez conseguida la permanencia pudieran generar otra respuesta violenta desde dentro del club, los albiazules desaprovecharon un match ball que tuvieron en sus manos una vez que se supo que el Real Madrid Castilla sólo fue capaz de empatar en Murcia.

Sin embargo, lo que debía ser un acicate no hizo sino meter más kilos en la pesada mochila de responsabilidad que arrastran los jugadores y el equipo albiazul volvió a defraudar y a ofrecer una paupérrima imagen ante un Valladolid que, con lo justo, regresó a la senda de la victoria cinco jornadas después de su último triunfo y, de paso, igualó la marca del Alavés de Mané de la 96/97.

Habiendo estado todo tan cerca, lo sigue estando igualando lo que haga el Castilla la próxima semana en Lorca, lo más preocupante es la imagen de impotencia ofrecida por el equipo en la segunda mitad y la sensación generalizada de que el Alavés esté cogiéndole el gusto a esto de prorrogar inútilmente el sufrimiento y la agonía.

Ya de inicio, con las fuerzas igualadas, el Alavés no supo hacer prevalecer su necesidad. Demasiado metido atrás y sin posesión del balón, el Valladolid, sin hacer nada, tuvo a los albiazules en su mitad del campo. Gracias a ese mayor dominio y a un golpe de fortuna, el equipo de Mendilibar se adelantó en el marcador en el minuto 9, gracias a un disparo de Borja desde muy lejos que rebotó en Pablo Casar despistando a un Ardouin que nada pudo hacer.

Intentó reaccionar el equipo gasteiztarra, pero con más voluntad que capacidad. Los balones largos a Arthuro que pocas veces pudo controlar el brasileño y las incursiones de Quique De Lucas -el jugador más lucido en el equipo albiazul- por su banda, fueron los únicos recursos de los locales. Precisamente una gran internada del catalán por la izquierda dio pie al gol del empate, en una gran jugada en la que cedió el balón dentro del área a Angel, cuyo disparo repelió Alberto pero Arthuro estuvo listo en el rechace.

De ahí al descanso, un intento de gol olímpico por parte de De Lucas en un córner y una internada de Jandro que pudo causar la expulsión de Iñaki Bea en la que el árbitro se hizo el sueco fue el triste bagaje ofensivo de un Alavés por debajo de lo esperado con lo que había en juego.

Aire desde Murcia

Los transistores y el videomarcador funcionaron y el Deportivo Alavés comenzó la segunda parte sabiendo que, con el empate del Castilla en Murcia, la victoria aseguraba la permanencia del equipo en Segunda. Sin embargo, fue otra vez el Valladolid el que pareció salir más puesto, ya que el Alavés necesitó diez minutos para acercarse a las inmediaciones de Alberto con un disparo desviado de, cómo no, De Lucas, cuyo rendimiento cayó en picado durante la segunda mitad, totalmente aislado en la izquierda.

Lejos de crecerse, los albiazules dieron una especie de paso atrás, con lo que el Valladolid fue metiéndoles poco a poco en su área, mientras que el Alavés se fundía víctima de su inoperancia ofensiva y esa tara física que hacen que el equipo se caiga cada partido.

Viendo que la lucha de Arthuro en los balones aéreos era baldía por la falta de alguien que pelara los segundos balones, Yagüe buscó un cambio en la dinámica del juego con la entrada de Wellington y Ogbeche, pero su apuesta se fue enseguida al garete, ya que Alvaro aprovechó la permisividad del centro del campo albiazul para meter un buen balón en profundidad a Marcos, que batió a Ardouin sin apenas oposición.

Los cambios introducidos desde el banquillo no ofrecieron ninguna respuesta a las carencias y los últimos minutos fueron un ejercicio de impotencia y apatía por parte local.

Yagüe: «No es que el equipo no quiere, es que no puede»

Quique Yagüe achacó al mal estado físico de su plantilla la derrota cosechada ayer ante el Valladolid. «No es que no han querido, no han podido. Han sido los cinco jugadores que al final del partido me han pedido el cambio pero solamente se pueden hacer tres cambios», se excusó el entrenador albiazul.

Al abulense se le cuestionó que la excusa puede valer para el final de la segunda parte, no para el comienzo del partido, cuando el Alavés tampoco pudo con un rival que no se jugaba nada y el entrenador albiazul se defendió respondiendo que «no podemos competir de tú a tú a un equipo como el Valladolid, que ha ascendido porque ha tenido un gran ritmo durante toda la temporada». En este sentido, Yagüe explicó que apostó por no ir a buscar al Valladolid muy adelante, ya que cualquier pérdida de balón podría haber supuesto un gran peligro en los contragolpes del equipo vallisoletano. Tampoco puso paños calientes cuando se le preguntaron las causas de la mala condición física del plantel. «Se debe a que este equipo ha tenido cinco entrenadores durante la temporada y cada uno ha trabajado lo que a él le ha parecido».

José Luis Mendilibar, por su parte, se mostró muy contento porque «parecía que se nos había olvidado ganar. Ha sido una victoria principalmente por nosotros».

Preguntado por el Alavés, el técnico vizcaino señaló que el de ayer fue el partido típico del equipo gasteiztarra esta temporada. «Al Alavés le da igual jugar en casa que fuera, siempre te da el terreno y el balón y te intenta sorprender con la velocidad de De Lucas o Arthuro». Preguntado por si no esperaba algo extra una vez sabido el resultado del Castilla, el entrenador del Valladolid explicó que, «no es fácil cambiar cuando no lo has hecho durante toda la temporada. Además, hasta cierto punto me parece bien seguir siendo fiel a tus ideas incluso cuando las cosas no te van bien», apuntó.

Mendizorrotza registró la mejor entrada del año

La iniciativa del club de regalar entradas y las ganas del alavesismo de festejar la salvación y el posible cambio hicieron que Mendizorrotza registrara ayer, con 9087 espectadores según los datos ofrecidos por el club, la mejor entrada de la temporada pese a la presencia de C+.

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