No es nuevo que las corporaciones transnacionales cuentan con un poder económico que empequeñece a muchos estados. La globalización es, precisamente, la principal vía que tienen de control del planeta. Algunos economistas e intelectuales, como Eric Toussaint o Michael Parenti, consideran que ejercen un papel de apoyo «a la dictadura del poder económico, que está por encima de la soberanía de los pueblos». Ningún país está a salvo del control de unos pocos que se reparten el negocio mundial. Eurostat ha publicado recientemente el impacto de las empresas bajo control extranjero en catorce estados de la UE con datos cerrados de 2003. Son Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Estonia, Italia, Letonia, Lituania, Hungría, Holanda, Austria, Portugal, Rumania, Eslovaquia y Suecia.

Según los datos, la multinacionales obtienen un volumen de negocio del 18% de la producción económica no financiera europea, pero no representan ni el 1% del total de empresas de la UE. En el Estado español, la Agencia Tributaria reconoce en sus informes la importancia de las grande empresas, que la mayoría son transnacionales, ya que sólo representan el 0,9% del total, pero mueven el 65,1% de operaciones económicas. En Hego Euskal Herria el peso de esas compañías es extraordinario. Iberinform señaló que Araba, Bizkaia y Gipuzkoa concentran el 6,4% de las 5.000 mayores empresas del Estado español. Compañías como Daimler-Chrysler (Mercedes), Volkswagen, Bridgestone, Michelin, Iberdrola, Petronor, General Electric, Grupo Guardian, entre otras, no sólo tienen peso por el número de trabajadores, sino que forman parte de la espina dorsal de las exportaciones vascas.

La temporalidad «roza el escándalo»

El informe europeo determina que en las empresas extranjeras la productividad de la mano de obra es «1,7 veces más elevada» que en el resto de empresas. La explicación de esta disparidad tiene que ver con que en las empresas transnacionales el empleo temporal y los bajos salarios se encuentran en niveles que «rozan el escándalo», como reconoce la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en su análisis del mercado laboral.

Otro elemento destacado del estudio de Eurostat se centra en el hecho de que «más de la mitad del valor añadido (54%) y del empleo (58%) de las transnacionales recae en el sector industrial. «Las empresas bajo control extranjero revisten de mayor importancia en la industria manufacturera, ya que cuentan con el 26% de la facturación y el 19% del empleo, seguido de la distribución comercial, que se encuentra en manos de compañías extranjeras, puesto que representaban un negocio del 19,3% y el 9,8% del empleo, nivel similar al mercado», precisa.

El trabajo también reconoce que «más del 60% del valor añadido generado por empresas bajo control extranjero podía asignarse a las situadas en otros estados miembros, principalmente Alemania, Gran Bretaña, Estado francés y Holanda». En este caso, Eurostat considera que el poder económico de las mismas, siendo una minoría de compañías, es «muy elevado». También confirma que las empresas de origen estadounidense representan en esos países de la Unión Europea más de un 25% del negocio económico generado por empresas bajo control extranjero, «o sea, el porcentaje más importante de los países de fuera de la UE».

Michael Parenti reconoce en su último trabajo que «la globalización es una extensión lógica del imperialismo, una victoria del imperio sobre la república, del capital financiero internacional sobre la producción local y la democracia del estado-nación». Otros economistas prestigiosos sostienen que el poder de las transnacionales se ha fortalecido al amparo de decisiones como los acuerdos de la OMC, el GATT y toda una serie de acciones que «permiten el comercio libre que, aunque nos lo presenten así, no es un comercio justo; beneficia a los países fuertes a expensas de los débiles, y a los intereses de los ricos a expensas del resto», indica Parenti.

Otro problema importante añadido a este sistema de globalización es que ningún país puede impedir que una multinacional se deslocalice, lo que eleva la incertidumbre.