La decisión del Banco Central Europeo (BCE) de elevar los tipos de interés no sorprendió a nadie. La octava subida desde diciembre de 2005 sitúa los tipos en el 4%, la cota más alta desde agosto de 2001. El argumento es conocido: el riesgo de la subida de precios, a su vez consecuencia de la buena marcha económica de la zona euro. El mismo argumento que anuncia nuevas subidas hasta el que parece ser un límite prefijado en el 4,5. Si bien la subida de ayer no afecta a las hipotecas por estar ya descontada, posteriores subidas, con la consecuente alza del Euribor, pondrían en situación preocupante a muchas familias. También el Fondo Monetario Internacional coincide con el análisis del BCE y se muestra partidario de un endurecimiento de la política monetaria «para hacer frente a los riesgos inflacionistas derivados de un crecimiento económico».

En tiempos de crisis se apela a la responsabilidad de todos, a la necesidad de la aportación de todos, y una de las principales medidas es la moderación salarial. Sin embargo, en épocas de bonanza también se recomienda esa moderación en las subidas salariales. Las buenas perspectivas económicas anunciadas, motivo de ésta y posteriores subidas de los tipos de interés, no afectarán a todos por igual; al contrario, las familias de renta baja o las que han de hacer frente a una hipoteca se verán claramente perjudicadas.