Hace ya unos días que terminó el periodo de prematriculación en los colegios. También en Patxi Larrainzar. Como ya dijimos en su momento, en la Rotxapea tres líneas de euskara no iban a ser suficientes, pero tampoco las que se ofertaban en los otros modelos educativos. Y así fue.

Al finalizar el periodo de prematriculación no había un sólo colegio público de la Rotxapea que no estuviera pensando en el dichoso sorteo que determina los agraciados y los damnificados de semejante falta de planificación. Visto el número de matriculados y la oferta del Depar- tamento, la gente empezó a ponerse nerviosa.

Todas las apymas de los colegios de la Rotxapea (C.P. Ave María, C.P. Patxi Larrainzar, Colegio La Compasión-Escolapios y C.P. Cardenal Ilundain) nos hemos reunido varias veces este año para tratar el asunto. Como vecinos y vecinas del barrio, coincidimos en que esto es inaceptable, resultado de una planificación urbanística que no ha ido acorde a una planificación educativa.

Este año el Departamento ha abierto la cuarta línea en el C.P. Patxi Larrainzar. Nos alegra el hecho de que la decisión no se haya demorado en el tiempo. Creemos que se ha evitado una situación muy estresante y problemática.

Sabemos que la gente quiere, en un gran porcentaje, que sus hijos e hijas estudien donde viven. Es muy preocupante que los niños y niñas se vayan por falta de sitio, pero es desgarrador que lo hagan por miedo a no tener una plaza asegurada. Nuestra solidaridad con quienes lo han hecho, elijan el modelo que elijan.

También es muy preocupante que, ante tal demanda, sigamos teniendo las mismas estructuras educativas. En nuestro caso la realidad está indicando que el C.P. Ave María y Patxi Larrainzar necesitan más espacios, y ambos colegios compartimos edificios. Nos negamos a admitir que la solución a la demanda de plazas de nuestro barrio pase por la masificación de los centros o por la reinstalación de los módulos prefabricados. La solución pasa por construir un colegio nuevo.

Esta situación no se sufre sólo en la Rotxapea. Es común a toda la zona norte de Iruñea. Estos días hemos visto, oído y leído los problemas de Antsoain, Orkoien, Sanduzelai, Berriozar,...

Decimos no a una administración que en lugar de potenciar y hacer atractiva su escuela, la pública, la de todos, la desatiende viendo cómo se le adelanta la iniciativa privada (y probablemente aplaudiéndolo). Decimos no a una administración que en lugar de estar contenta por la salud del modelo D, en euskara, lo perjudica. E, incluso, lo enfrenta a otros, porque es claro que nos quieren vender una experiencia llamada British no como una experiencia posible en todos los modelos, que lo es, sino como una experiencia incompatible con el euskara y, lo peor de todo, queriendo dar a entender que si eliges que tus hijos aprendan en euskara no aprenderán inglés. ¿A alguien se le podría haber ocurrido falacia mayor, mentira más rastrera? La experiencia British no es mala. Lo canallesco es hacerlo como se está haciendo, intentar engañar a la gente. ¡Ojalá pudiéramos oír la opinión de los lingüistas y psicolingüistas!

Decimos sí a una administración que apoye la escuela pública, que la nutra de recursos humanos y materiales y que sea honrada con la oferta de sus modelos educativos, y en particular del modelo D. Que dé respuesta a la demanda en euskara e incluso tome la iniciativa, desde las escuelas infantiles hasta la universidad. Que si el modelo D es bueno, que lo es, pueda serlo para todos los navarros. Que si la experiencia British es buena, y puede que lo sea, lo pueda ser también para todos los navarros. Decimos sí a una administración que valore el bienestar social desde parámetros de felicidad y satisfacción de los ciudadanos. Decimos sí a una administración de oído fino y talante sensible.

Hasta que esto llegue, y mientras la realidad sea la que conocemos, tendremos que seguir denunciando lo que ocurre. Por eso, haber salido este miércoles a la calle junto a los padres y madres de Patxi Larrainzar, de Sanduzelai, de Ezkaba, de Orkoien, de Mendillorri... ha sido volver a decir que no asumimos que todo esto sea «normal», que creemos en algo totalmente distinto y que sea más pronto que tarde.