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La cumbre de Bruselas marcará otra rebaja del proceso de integración

La canciller alemana, Angela Merkel, acude mañana al Consejo Europeo en Bruselas con una «hoja de ruta» para salvar el tratado constitucional europeo que rebaja en favor del compromiso las expectativas de una mayor integración europea. Aun así, las probabilidades de que el Consejo Europeo apruebe esta «hoja de ruta» son del 50%, según los pronósticos de la presidencia de turno alemana, cuyas reuniones previas no han logrado el consenso deseado.

GARA | BERLÍN

En la «hoja de ruta» que propondrá Merkel a sus colegas europeos para salir del «impasse» institucional en el que cayó la UE tras el rechazo de franceses y holandeses al último Tratado comunitario, no aparecen símbolos comunes como la bandera, la moneda o el himno.

No hay un trato específico a la política exterior y de seguridad común, ni hay consenso sobre la Carta de derechos fundamentales, el poder de los parlamentos estatales o sobre la delimitación de competencias entre los estados y la Unión.

En su intervención el pasado jueves ante el Bundestag, Merkel achacó esas ausencias a los miedos de algunos estados -entre ellos Holanda y Gran Bretaña- a crear un «super Estado europeo», temores, dijo, que «hemos de respetar aunque personalmente no los comparto». Como puede apreciarse, el eterno debate en pleno siglo XXI y con una Unión de 27 miembros.

Merkel destacó que su propuesta preserva sin embargo «la sustancia» del Tratado para una Constitución Europea, texto que ha sido ratificado por 18 socios.

La llave del éxito en Bruselas, más que en Holanda o Gran Bretaña, está en Polonia, cuyo gobierno y jefatura del Estado asumieron los hermanos Lech y Jarowslav Kaczynski tras la adhesión hace dos años de ese país a la UE que éstos criticaron desde la oposición y rentabilizaron con el voto de los euroescépticos. Sin embargo, también esta previsión es una excusa, o puede serlo. Siempre es bueno tener un «enemigo» en casa que sirva para justificar las carencias propias. Antes era Londres, y ahora se suma a ese club Varsovia.

Aunque no fueron los polacos quienes acuñaron en tiempos de la negociación del Tratado para la Constitución Europea el lema «Niza o muerte», pero puestos a morir como entonces propugnaban los liberales polacos, los Kaczynski están ahora dispuestos a hacerlo por una raíz cuadrada. Polonia rechaza la doble mayoría de estados y población fijado en la UE para la toma de decisiones en el Consejo Europeo en favor de un sistema matemático basado en el cálculo de raíz cuadrada de la población, método que aumentaría su peso en la UE. De aplicarse el «método Kaczynski», la relación de votos por «población» entre Alemania y Polonia sería de nueve a seis.

En cualquier caso, la «hoja de ruta» de la presidencia alemana obvia toda modificación del sistema de voto, posiblemente porque no quiere destapar aún la principal batalla de esta reforma: el nuevo reparto de poder en el seno del Consejo.

Hay un 50% de probabilidades según los asesores de la canciller de que ésta no corone con laureles su presidencia europea, pero lo normal es que el Consejo lance la nueva Conferencia Intergubernamental, tal y como estaba previsto a principios de año. Entonces, los 27 tendrán al menos otros seis meses para negociar a brazo partido.

POLONIA

Siempre es «bueno» tener un enemigo en casa que sirva para justificar las carencias propias, los intereses propios, casi siempre ajenos a la idea europea. Antes (y todavía) era Londres, y ahora se suma a ese club Varsovia.

¿Qué es una Conferencia Intergubernamental?

Con el término Conferencia Intergubernamental (CIG) se designa una negociación entre los gobiernos de los estados miembros, destinada a introducir modificaciones en los Tratados. Dichas conferencias son convocadas, a petición de un Estado miembro o de la Comisión, por el Consejo de Ministros, por mayoría simple (previa consulta al Parlamento Europeo y, en su caso, a la Comisión). Los trabajos preparatorios se encomiendan a un grupo compuesto por un representante de cada uno de los gobiernos de los estados miembros; tradicionalmente, también se ha unido al mismo un representante de la Comisión. El Parlamento Europeo aporta observadores e «intercambios de opiniones». Las decisiones finales son adoptadas en Consejo Europeo. No obstante, hay que señalar que, por lo que se refiere a la CIG 2004, los trabajos preparatorios fueron confiados a una Convención y presentados como un ejemplo de transparencia. Ahora no ocurrirá así. Los 27 prefieren volver al modelo más opaco posible, reflejo de cómo está ahora mismo la Unión. Lo curioso es que del Consejo Europeo de esta semana saldrá, como estaba previsto, la convocatoria de la nueva CIG, pero hay quien dice que si no hay acuerdo en esta cumbre todo se irá al garete, y no será así, puesto que los estados tienen margen para alargar el proceso convocando precisamente esa Conferencia.

Josu JUARISTI

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