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INTEGRAL Philippe Legrain

Dejemos entrar a los inmigrantes

(...) Debería ser obvio, incluso para quienes perciben la inmigración como una amenaza, que nuestros controles fronterizos son crueles, ineficaces y contraproducentes. (...) Los inmigrantes no son un ejército invasor, sino personas atraídas por Europa, por la enorme demanda de personal para los puestos de trabajo más bajos, de los que depende nuestra sociedad envejecida. Trabajos que los ciuda- danos, cada vez con más formación y con más comodidades, no quieren desempeñar. (...)

(...) La inmigración puede contribuir enormemente al desarrollo de los países pobres. Los inmigrantes procedentes de estos países que trabajan en países ricos están enviando remesas (...) por un valor muy superior a los miserables 80.000 millones de dólares que aportan los países occidentales en concepto de ayuda. Estas remesas no se malgastan en armas o se desvían a bancos suizos, sino que van a parar directamente a los bolsillos de las personas. Sirven para comprar comida, agua potable y medicinas. Ayudan a escolarizar a los niños o a fundar pequeñas empresas y benefician a la economía local de muchas otras formas. Y, cuando los inmigrantes regresan a casa, llevan consigo nuevas habilidades, nuevas ideas y los medios para desarrollarlas. (...)

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