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El miedo en EEUU fortalece el euro pero amenaza el crecimiento europeo

El miedo que se está empezando a sentir en Estados Unidos por la situación económica ha debilidado el dólar y lanzado al euro a máximos históricos en su cotización. La situación puede amenazar también el crecimiento europeo, sobre todo el de los estados que más dependen de sus exportaciones, que ahora serán más caras. Aun así, el BCE y representantes comunitarios insisten en defender un euro fuerte.

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El dólar se ha debilitado durante la semana pasada haciendo que la cotización del euro haya batido récords, llegando a alcanzar los 1,3814 dólares. La causa hay que buscarla en Estados Unidos, donde el miedo a que el derrumbe del negocio inmobiliario arrastre al resto de sectores ha hecho huir la inversión en esta moneda. Los precios de la vivienda estadounidense han comenzado a caer, a la vez que aumentan el incremento en la morosidad y el impago de los créditos para viviendas, en un momento, además, en que varias financieras atraviesan graves crisis de liquidez.

Varios datos económicos apuntan a un debilitamiento de la economía de EEUU. Si se confirman, la moneda europea puede alcanzar fácilmente los 1,40 dólares, aunque algunos analistas esperan que se trate de una tendencia pasajera y a final de año el billete verde recupere su valor.

El viernes el dólar tocó un nuevo mínimo histórico frente al euro, arrastrado por la caída en las ventas minoristas de Estados Unidos, indicador que vuelve a alimentar los temores a una ralentización del crecimiento económico.

Al cierre de los mercados bursátiles en Nueva York, el euro se cotizó a 1,3785 dólares, frente a los 1,3781 dólares del jueves. No obstante, durante la sesión el euro llegó a tocar los 1,3814 dólares, la posición más alta desde que nació la moneda unida europea en enero de 1999.

Pero el factor que más influyó al dólar en su relación con el yen fue la evolución de las ventas de los comercios minoristas de Estados Unidos, que bajaron un 0,9% en junio. La caída en las ventas, la mayor desde agosto del 2005, superó la expectativa de la mayoría de los economistas que había calculado una disminución del 0,3%. Además, a la vez que se da por segura una nueva subida de tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) hasta el 4,25%, la Reserva Federal ha abandonado ya esta tendencia e incluso podría bajarlos desde el actual 5,25%. Según Commerzbank, esta previsión ha reducido el atractivo del billete verde para los inversores.

Exportaciones

El fortalecimiento de la moneda europea amenaza a la economía del Viejo Contienente, ya que pone en riesgo la marcha de los estados más exportadores, sobre todo Alemania. El 30% de las empresas incluidas en el índice bursátil DAX son especialmente sensibles a una subida del euro. De hecho, las bolsas europeas se resintieron de la pérdida de valor del dólar.

Aun así no han faltado las voces tranquilizadoras. Un euro fuerte supone también un petróleo más barato, ya que las operaciones con el crudo se realizan en esa moneda. La Federación de la Industria Alemana (BDI) consideró que la actual fortaleza del euro no es un motivo de preocupación para la economía europea, y la Cámara alemana de Comercio dijo que mantendrá sus pronósticos de crecimiento a pesar de la actual tendencia de la moneda europea. También desde el BCE se ve la situación con tranquilidad. El miembro del directorio del banco central, Jürgen Stark afirmó que el cambio actual del euro frente al dólar no implica un peligro para la coyuntura económica de la eurozona y que la tendencia de la divisa refleja la fortaleza del crecimiento económico de los países que comparten esta moneda. Stark añadió que la actual cotización reducirá el coste del petróleo y las materias primas, cuyo precio está denominado en dólares.

Defensa del euro

Los presidentes del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, y del BCE, Jean-Claude Trichet, y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, coincidieron también en destacar los beneficios derivados del euro y negaron que su fortaleza esté afectando al crecimiento en el área. Durante un debate ante el pleno del Parlamento Europeo, Juncker, primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo (ministros de Finanzas de la zona euro), consideró que la cotización de la moneda única europea frente a otras divisas refleja el dinamismo económico de la eurozona.

Juncker opinó que «los países incómodos con esa fortaleza» -en alusión al Estado francés, cuyo Gobierno justifica por el tipo de cambio del euro la debilidad de sus exportaciones- deben apostar por las reformas para hacer a su economía más competitiva.

El presidente del BCE insistió, a su vez, en que el tipo de cambio del euro es resultado de su cotización libre en el mercado de divisas.

Trichet explicó que «no podemos decir a China que no estamos contentos con la situación actual» del yuan -que se mantiene artificialmente bajo para favorecer las exportaciones- y criticar la libre flotación del euro. El presidente de la autoridad monetaria consideró conveniente que tanto el dólar como el yen evolucionen de manera más acorde a los fundamentos de sus economías.

Imagen del euro

No obstante, conscientes de que los ciudadanos europeos responsabilizan al euro de su pérdida de poder adquisitivo, intentaron lavar de nuevo su imagen.

Almunia mostró cierta preocupación por las dificultades a la hora de transmitir a los ciudadanos de la eurozona los beneficios de la moneda única, en un momento, recalcó, «de clara recuperación en el área, con el crecimiento por encima del potencial».

En la misma línea, Trichet insistió en las bondades sobre el emplo y aseguró que, desde la introducción del euro, se han creado en la eurozona más de dos millones de puestos de trabajo. «No es verdad que el euro no sirva para crear empleo, y lo podemos documentar», subrayó el presidente del BCE.

Irán pide a Japón que pague el crudo en yenes

El«billete verde» no sólo se ha debilitado ante el euro. El viernes también sufrió una caída frente a la divisa nipona, con la que se cambió a a 121,94 yenes, frente a los 122,51 yenes del jueves.

Uno de los motivos, además de las malas noticias económicas de EEUU que afectan a su valor en general, puede encontrarse en que el Gobierno de Irán ha pedido a las refinerías japonesas que paguen en yenes sus compras de petróleo en un intento de las autoridades de Teherán por reducir su dependencia del dólar, según informó la agencia de noticias Kyodo. Las refinerías japonesas están estudiando en estos momentos la propuesta, que fue enviada el pasado miércoles por la petrolera estatal Compañía Estatal Iraní de Petróleo, aunque a priori no son partidarios de la medida porque no ven ninguna ventaja.

El Gobierno de Teherán se ha negado a paralizar su programa de enriquecimiento de uranio, a pesar de las amenazas de Washington de imponer sanciones, defendiendo su necesidad para producir electricidad.

Irán ya ha tomado otras medidas adicionales para reducir su dependencia del dólar estadounidense. A principios de año comenzó a retirar sus cuentas en moneda extranjera de los bancos europeos para evitar posibles sanciones.

Una medida similar, pero en ese caso proponiendo las operaciones en euros, fue adoptada por el Gobierno iraquí de Saddam Hussein poco antes de la invasión de EEUU. GARA

La crisis hipotecaria se encuentra en el origen de la incertidumbre en Estados Unidos

El debilitamiento y el miedo en EEUU se originó con el agravamiento de la crisis de la hipotecas entre los inversores. El desencadenante de este nuevo capítulo de la crisis inmobiliaria fue la advertencia que lanzaron las dos principales agencias de calificación de riesgo, Moody's y Standard & Poor's de que revisarán a la baja la calificación de los bonos hipotecarios.

En la actualidad se calcula que existen cerca de 800.000 millones de dólares en bonos titulizados, es decir, bonos que se emiten con el respaldo de los ingresos que genera un paquete de hipotecas.

Una revisión a la baja de la calificación de estas firmas supone un desastre para los inversores que compraron estos bonos, y que, de alguna manera, respaldaron con su dinero el auge de la tremenda burbuja inmobiliaria que ha disfrutado Estados Unidos en los últimos años. Los inversores temen que la crisis inmobiliaria obligue a la Reserva Federal a reducir los tipos de interés, situados actualmente en el 5,25%, como medida para reactivar el crecimiento económico. Una nueva bajada de tipos restaría atractivo a los activos financieros denominados en dólares, lo que haría que los inversores emigraran a otras zonas con mejores rentabilidades, como Europa, donde existen expectativas de nuevas subidas.

Detrás de esta crisis se encuentra un determinado segmento de mercado, que ha crecido de manera espectacular en los últimos años sin que los operadores fueran conscientes del riesgo que entrañaba. Se trata de las «subprimas», unas hipotecas de alto riesgo que los bancos han estado concediendo en los últimos años a personas sin solvencia financiera y con ingresos dudosos. Durante unos años el sistema funcionó bien, porque los bajos tipos de interés que disfrutaba Estados Unidos hizo que la morosidad se mantuviera en niveles mínimos, aunque todo empezó a cambiar a finales del año pasado, cuando la tasa de impagos alcanzó el nivel máximo de la ultima década.

Entonces, muchos dirigieron sus críticas hacia las entidades financieras, por los bajos niveles de control que habían aplicado, y también hacia las agencias de calificación, que respaldaron con sus recomendaciones los numerosos fondos que se estaban creando con el respaldo de las subprimas. Ahora empiezan a rectificar.

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