Marruecos y el Frente Polisario vuelven a verse las caras
El conflicto que enfrenta desde hace más de treinta años a Marruecos y al Frente Polisario por el futuro del Sahara Occidental tuvo, a principios de junio, un tímido avance en las conversaciones de Nueva York que puso cara a cara a las dos partes. Apenas un pequeño paso pero significativo que, a partir de mañana tendrá una segunda parte.
Jordi CARRERAS |
La primera cumbre de Manhasett, auspiciada por Naciones Unidas, sirvió básicamente para romper el hielo y emplazar a los dos actores principales a la segunda ronda de conversaciones que empezará mañana. Pero en cualquier caso, fue el mayor avance de los últimos diez años en la mal resuelta descolonización del Sahara desde que el Estado español se retiró, hace ya más de tres décadas.
Hay que ser muy optimista para esperar que en esta nueva ronda de conversaciones se llegue a alguna parte, máxime cuando Marruecos sólo se plantea otorgar un estatuto de autonomía mientras el Frente Polisario no piensa renunciar a un referéndum de autodeterminación que incluya la opción de la independencia.
Con motivo del octavo aniversario de su reinado, el rey de Marruecos Mohamed VI se refirió a la cuestión en términos de «autodeterminación consensuada» y «autonomía», siempre en el marco de la soberanía marrroquí, que afirmó que era «perenne y inalienable». Y aunque el monarca habló de «tender la mano», desde el Frente Polisario, Ahmed Bujari, que estuvo presente en la primera ronda, reconoce ante esta nueva fase, que el diálogo es «frágil y difícil» por la actitud marroquí.
La presencia de otros actores, más allá de las dos partes enfrentadas, no ha servido de nada hasta ahora pero sí ha permitido tener otros puntos de vista sobre este conflicto. En el último encuentro estuvieron presentes representantes de Argelia y Mauritania, y enviados de los Estados español y francés lo siguieron de cerca desde la sede de Naciones Unidas, junto a observadores de grupos de seguimiento de conflictos internacionales, el International Crisis Group o el Angus Reid Global Monitor.
Hugh Roberts, de International Crisis Group, no quiso mostrarse optimista ni pesimista en declaraciones a GARA, pero dijo que en caso de que la segunda tanda resulte infructuosa «habría que buscar un nuevo enfoque diferente del actual». Añadió que «no se puede excluir la posibilidad de que el Frente Polisario vuelva a la lucha armada, porque hay presiones en su seno», aunque agregó que «es improbable que se materialicen».
Respecto a si las reticencias marroquíes se deben a la riqueza en fosfatos de la zona o a una cuestión de orgullo nacional, Roberts respondió que Marruecos tiene muy asumida la tesis de que «el Sahara Occidental es parte de su territorio y, además, la legitimidad de la monarquía está muy comprometida con este concepto».
Por su parte, Rob Annandale, en la web de Angus Reid Global Monitor, pide al Estado español «un esfuerzo para resolver un conflicto que ayudó a crear». Replica al ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, cuando dice que Madrid no tiene la llave para resolver este conflicto, que «el Estado español tiene algo que Marruecos anhela y que podría permeabilizar la postura de la monarquía alauí», planteando la devolución de Ceuta y Melilla, algo a lo que Madrid se opone.
«Es el mantra del colonizador, pero el tiempo de las posesiones europeas en África se acaba y el hecho de que la ocupación española de los dos puertos haya durado cinco siglos, no es razón suficiente para que continúe», subraya Annandale. A su juicio, si el Estado español se ofreciera a dar este paso a cambio que Marruecos permitiera celebrar un referéndum en condiciones aceptables «ayudaría a resolver el desorden que dejó atrás en 1976». A sabiendas o no, Annandale pincha en hueso. Mientras tanto, Marruecos y el Frente Polisario darán un nuevo paso en busca de un punto de inflexión, que no parece fácil de hallar.
Asociaciones saharauis han pedido al secretario general de la ONU que reclame a Marruecos la liberación de todos los presos políticos y que garantice el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui a través de un referéndum «libre, justo e imparcial».
Entre las peticiones a Ban Ki-moon figura también la de que extienda los poderes de la misión de la ONU para que vele por los derechos humanos y el estatus del territorio y que presione a Marruecos para que levante el bloqueo impuesto.