No pudo ser. PSN y NaBai anunciaron a bombo y platillo sus esponsales sin tomar en cuenta las cunas de las que procedían. El padre del novio, español antiguo y rancio, prohibió la boda sin miramientos. El marqués de Ferraz había expresado juicios muy dispares respeto a la moza de la que su hijo llegó a enamorarse. NaBai era mujer intachable, madura y ejemplar cuando de afear a la izquierda abertzale se trataba. Pero incorporar a la lugareña en la linajuda familia del PSOE era ya otro cantar: en ese caso, la misma NaBai era zagala con fama de pelandusca. Reuniéronse en Madrid los Ferraz y los Génova, apañaron una boda de conveniencia y todo concluyó como era de esperar: la controverti-da NaBai quedose compuesta y sin novio y el mancebo, olvidadas sus ardientes promesas, hubo de conformarse con las toscas carantoñas de Sanztxika de Corella

La casa de la preferida UPN rebosa jolgorio, y la de los desairados, rabia y desencanto. IUN, encargada de llevar las arras en la ceremonia nupcial, cambió el canastillo rosa por la pancarta roja de tinte combativo: «Izquierda Unida jamás será vencida» (a Llamazares, asiduo colaborador de los Ferraz, le tocará presentar disculpas en Madrid por las estridencias de los suyos en Iruñea); «si el PSOE estuviera actuando por intereses partidistas, estaríamos ante una democracia de pandereta y el partido sería, a partir de ahora, un aliado de la derecha en Navarra...». Andáis un tantillo desfasados, camaradas; hace lustros que soportamos las dos amargas realidades que vosotros barajáis como hipótesis de futuro. Por lo que se refiere a NaBai, ha perdido la moderación de la que hacía gala; anda de plaza en esquina despellejando a quien pudo haber sido su suegro e incitando al PSN para que reniegue de su familia. Además de indignada, está confusa, y no es para menos; su madrina, doña Sabina de Arana, mantiene públicos amoríos con el mismo marqués que a ella la repudia como nuera. Para PSN, la situación es más dolorosa, si cabe: son sus propios compañeros quienes lo han dejado en ridículo, han traicionado principios supuestamente comunes y han amordazado su libertad de crítica: «podemos estar atravesando la raya divisoria entre lo que es la democracia y las actitudes autoritarias propias del fascismo». Amigos, hace tiempo que cruzasteis esa raya cuando aceptasteis colaborar activamente en tareas represivas propias de dictadores. Ahora os ha tocado sufrir levemente el látigo con el que seguís dejado marcas en otras espaldas.

Muchas voces, navarras y furibundas, denuncian el sometimiento que soporta el Reyno; reacción muy noble y siempre oportuna. ¿Y...? La rabieta vehemente sirve de poco si no da paso a respuestas sostenidas y coherentes. Los navarros españolizados que pretendan cambiar el herrialde al que pertenecen deberán antes contener al imperio con el que se identifican; en vez de perseguir al soberanismo con intención de asfixiarlo, deberían colaborar en la reconquista de nuestras libertades patrias. Que de ponernos cadenas, ya se encargan los caciques.