Millones de personas atrapadas por las hipotecas basura podrían perder sus viviendas en Estados Unidos
El estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU por la crisis de las hipotecas de alto riego ha puesto al descubierto la enorme cantidad de basura financiera que inunda el mercado estadounidense y, al mismo tiempo, a los millones de personas que se encontrarán en la calle después de perder sus viviendas y a decenas de miles de empleados que han sido despedidos.
J.M. URIBARRI
El premio Nobel de Economia y ex economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, expresó su sorpresa por la enorme lentitud mostrada por las autoridades económicas para reaccionar ante una crisis largamente anunciada e incluso esperada en los mercados. Esas mismas instuciones han acaparado primeras páginas y elogios tras la «decisiva» puesta en circulación de miles de millones de euros y dólares para apuntalar a la banca frente a la falta de liquidez. Sin embargo, esa misma implicación y apoyo en la crisis de unos gigantes que, presumiblemente, sólo verán reducidos sus beneficios, es la que han echado en falta los paganos de la crisis, los ciudadanos corrientes. Para ellos no ha habido una segunda oportunidad, ni ninguna reducción de tipos que hiciera llevadera la situación, cuando la Reserva Federal estadounidense (Fed) redujo en medio punto el precio del dinero a prestar a los bancos en una de sus actuaciones para aliviar la situación de los banqueros.
George W. Bush, en un alarde de simplismo e ignorancia, dio con los culpables de la crisis y con la solución con unas pocas palabras. La culpa la tenían los deudores que firmaron hipotecas sin saber lo que estaban haciendo, para añadir que la solución era un programa de alfabetización financiera. Entretanto, entre uno y tres millones de personas perderán sus viviendas en EEUU, según los cálculos del senador Christopher Dood, mientras que 91.362 empleados han sido despedidos. Además, según el sitio de internet especializado mortgagedaily.com, 84 sociedades de créditos hipotecarios han quebrado o cesado parcial o completamente su actividad desde primeros de año hasta el pasado 17 de agosto -a día de hoy la cifra supera ya las 90 sociedades-, cuando a los largo de todo el pasado año fueron a la quiebra 17. Por si todo esto fuera poco, los expertos estiman que la crisis va para la largo y que la solución será «dolorosa».
Miseria
Así, en el lodazal de la crisis financiera chapotean al menos cuatro actores: bancos, empresas de crédito, los nuevos parados y la gente corriente que ha perdido sus hogares. La suerte de unos y otros, por supuesto, es muy desigual.
Según recogía el diario «La Jornada», de acuerdo con TheStreet.com, sitio de internet dedicado a las finanzas, John Devaney, gestor de fondos de cobertura de riesgo, ha puesto a la venta su yate de 42 metros llamado `Positive Carry' junto con su mansión de 16 dormitorios en Aspen, Colorado. Los fondos administrados por el grupo de Devaney, United Capital, han tenido que suspender pagos a sus inversionistas tras las fuertes pérdidas en su inversión en bonos hipotecarios.
Su suerte, presumiblemente, poco o nada tiene que ver con la de los ciudadanos atrapados en esta trama, pese a deshacerse de sus lujosas pertenencias.
La experiencia de Sandy Hernández, de Miami, es muy diferente. Afirma que «tuve que alquilar mi casa a unos amigos. Ellos me dan un dinero para pagar mi hipoteca. No tenía otra salida para no entregar la casa al banco. Ahora vivo con mi madre».
Lejos del boom inmobiliario de hace unos años en Florida, las operaciones hipotecarias estan en retroceso, al igual que en otros estados. Además, según advirtió la Conferencia de Alcaldes de EEUU, en una carta reciente a la Reserva Federal, para finales del presente año la situación de los créditos hipotecarios se agravará.
El alcalde de Miami Norte, Kevin Burns, declaró a France Press que «la situación va a empeorar, y habrá un mayor número de familias en riesgo de no poder pagar». El alcalde sostiene que el Gobierno federal tiene algo que hacer con las regulaciones hipotecarias. «Dar más plazo en los préstamos», menciona. «Y los gobiernos locales encarar el problema y sus efectos en los vecinos. En eso estamos, trabajando con residentes que tienen una hipoteca para darles un poco de alivio y ayudarlos a que no pierdan sus casas», añadió.
El pesimismo, sin embargo, se abría paso entre las declaraciones del senador Dood tras entrevistartse el pasado martes con el presidente de la Fed, Ben Bernanke, y el secretario del Tesoro, Henry Paulson. «De uno a tres millones de personas podrían perder sus viviendas» por el aumento de las mensualidades de sus créditos hipotecarios. Según afirmó el senador, «debido a algunos tipos de créditos concedidos entre 2004 y 2006, las modificaciones [de los intereses] pueden hacer pasar las mensualidades de 400 dólares a más de 1.500 dólares», explicó el senador de Connecticut.
Dood pidió urgentemenet al Gobierno que tome medidas para que la gente no pierda sus viviendas, gente que, explicó el senador, «no ha perdido sus empleo y puede perder su hogar no porque la economía se ha hundido, sino por las malas condiciones de su empréstito inmobiliario».
De momento, son cientos de miles de personas que tiene sus viviendas entre procedimientos de embargo. El pasado mes de julio lestos procedimientos alcanzaron la cifra de 180.000, dos veces más que en julio de 2006, y sobrepasan la barrera del millón desde comienzos del presente año, según indicó el sitio especializado RealtyTrac.
Entre enero y julio, los procedimientos de embargo alcanzaron a alrededor de uno de cada 112 hogares de EEUU. La mitad de estas operaciones durante julio tenían lugar en los estados de California, Florida, Michigan, Ohio y Georgia.
En California se contabiliza desde enero un procedimiento de embargo por cada 57 hogares. En Nevada, que con el desarrollo desenfrenado de la ciudad de Las Vegas conoció un extraordinario auge inmobiliario en los ultimos tres años, ostenta la impresionante marca de un procedimiento de embargo por cada 33 viviendas en los siete primeros meses de 2007. En julio, en la ciudad de Detroit se inició un operación de embargo por cada 97 hogares.
Entretanto, el presidente de RealtyTrac, James Saccacio, había previsto en julio que habría más de dos millones de embargo en 2007 a lo largo y ancho del país.
El negocio, sin embargo, continúa. En California las agencias inmobiliarias ofrecen ahora nuevos servicios en torno a los bienes embargados. Numerosas agencias elogian en internet su capacidad para comprar de urgencia viviendas a los propietarios al borde la quiebra o les proponen la venta, en las «mejores condiciones», de las propiedades en procedimientos de embargo.
Cierres y despidos
Otra de las víctimas de la crisis son los empleados de las sociedades de crédito hipotecario. Según un estudio publicado por la consultora Challenger, Gray & Christmas, 91.362 personas han perdido su trabajo. El estudio destaca que las entidades financieras habían anunciado desde principios de año y hasta el pasado 21 de agosto 87.962 despidos, a los que habría que sumar los anuncios efectuados por Lehman Brothers, Accredited Home Lenders y HSBC, que añaden 3.400 más y totalizan 91.362 despidos. La cifra probablemnte seguirá aumentando a medida que evolucione la crisis.
La suerte de las más de 90 sociedades de crédito también es muy diferente. Algunas han cerrado, mientras que otras verán recortado su negocio y lo compensarán con simples «ajustes» de plantilla.
Capital One, una de las grandes sociedades estadounidenses de préstamos hipotecarios, decidió cerrar a su división GreenPoint, lo que implicará la eld espido de 1.900 trabajadores -la crisis le costará 860 millones de dólares en 2007-. El grupo también redujo un 30% su previsión de beneficios por acción para 2007, reduciéndolo a 5 dólares en lugar de 7,15 dólares.
Por su parte, el líder del sector en Estados Unidos, Countrywide Financial, anunció el despido de 500 trabajadores.
First Magnus Financial, la segunda mayor empresa de financiación hipotecaria, se registró como empresa en quiebra en el estado de Arizona con deudas que ascienden a 813 millones de dólares. Según informó, tiene entre 25.000 y 50.000 acreedores tanto en Estados Unidos como en el extranjero. También ha despedido a 6.000 trabajadores y cerrado 300 de sus oficinas.
John A. Challenger, consejero delegado de Challenger, Gray & Christmas, indicó que «existen dos grandes razones para los recortes de plantilla. En primer lugar, la demanda de nuevos préstamos hipotecarios y otros tipos de crédito ha disminuido dramáticamente, mientras que, por otro lado, la cifra de impagos y de la tasa de morosidad está impidiendo a las instituciones de crédito hacer frente a sus obligaciones».
¿Cuándo y cómo acabará la crisis? Los expertos han pasado por alto la receta de Bush de rápidos cursos de alfabetización financiera, pero todos apuntan a que se prolongará en el tiempo. Según Challenger, «no creemos que lo peor haya pasado. Seguramente los recortes de empleo proseguirán con fuerza en el sector financiero durante varios meses, así como la caída del mercado inmobiliario». «A diferencia del rápido colapso producido con el estallido de la burbuja tecnológica en 2000 y 2001, las dificultades en el mercado de la vivienda podrían tener un impacto más prolongado, lo que podría suponer su contagio a otros sectores económicos», añadió.
La consultora apunta que también se observan recortes de empleo en empresas indirectamente relacionadas con la construcción, y admite que el impacto de la crisis también alcanzará a compañías de reformas, fabricantes de muebles, elecrodoméstico... «Podría llevar meses antes de llegar al punto culminante», indicó el máximo ejecutivo de la consultora.
En opinión de Alejandro Nadal, «si el problema fuera sólo de liquidez, esas medidas podrían tener cierta lógica. Pero desgraciadamente el diagnóstico se acerca más a un cuadro de insolvencia. En este contexto, la inyección de liquidez puede provocar un incendio mayor».
Otro aspecto preocupante, según Nadal, es que «aumenta el riesgo moral, pues es un premio a los especuladores -`aquí hay más plata para que puedan seguir haciendo sus fechorías'-. Al final, lo único que se logra es posponer el ajuste. Bajo estas condiciones, el aterrizaje no será suave y las repercusiones serán muy graves», añadió.
Alejandro Nadal se pregunta en el diario «La Jornada» ¿por qué hay tanta basura financiera bajo la forma de hipotecas de mala calidad (subprime) en el mercado? Su respuesta no deja lugar a dudas: «Esa basura financiera, surgida del sector inmobiliario, nace con la expansión de liquidez en los años 90, parte de la herencia que dejó Greenspan -antiguo secretario del Tesoro-. Lo importante es que muchas de estas operaciones fueron de mala fe por el lado de los acreedores porque sabían perfectamente que las nuevas hipotecas serían impagables y que podrían adueñarse más adelante de las garantías para rematarlas. Mientras la Fed eliminaba alegremente regulaciones para el sector bancario y financiero, los tiburones buscaban víctimas en el mercado hipotecario de los créditos subprime entre 1996-2005».
Estos contratos hipotecarios pueden venderse en mercados secundarios y por eso han sido objeto de un intenso proceso de bursatilización. Bancos y sociedades de inversión de todo el mundo llevaron sus dineros a este tipo de fondo -catorce en el Estado español, una de ellos gestionado por Caja Navarra-.