Karolina ALMAGIA

El rodaje de «Un tranvía en S.P» entra en su tercera semana y el buen ambiente se palpa en el equipo. Hace un calor aplastante esta mañana en Bilbo pero nadie se queja, ni siquiera la actriz Ana Elordi, a la que han vestido con un ceñido vestido y una chaqueta de punto para hacer de pasajera del tranvía. El viejo convoy de los años cincuenta, traído expresamente del Museo del Ferrocarril de Azpeitia, es hoy el protagonista del rodaje, que por unas horas abandona el Puerto Viejo de Algorta para trasladar su escenario al muelle de Uribitarte.

Aitzol Aramaio (Ondarroa, 1971), tras bregarse en el mundo del cortometraje, se enfrenta a su primer largo con entusiasmo y optimismo. El guión que sobre la novela de Unai Elorriaga escribió, junto a Michel Gaztambide, fue suficiente para convencer a un monstruo de la interpretación como Héctor Alterio para que encarnara a Lucas, un hombre de 80 años que mezcla sus recuerdos con la realidad y sueña con subir los ocho mil metros del monte Shisha Pangma. Daniel Brühl («Salvador») hace el papel de Marcos, un joven okupa que pasa a compartir la vida de Lucas. Julieta Serano, Barbara Goenaga, Ramón Barea y Mikel Albizu son otros actores que participan en la adaptacacion de la novela que otorgó al algorteño Unai Elorriaga el Premio Nacional español de Narrativa en 2002. Con este plantel de actores y un equipo técnico de unas dimensiones «manejables» es comprensible que Aitzol Aramaio diga que la está «gozando».

«Está siendo un rodaje muy placentero. Hay muy buen ambiente, tanto en el equipo técnico como con los actores. Y, sobre todo, hay mucha creatividad, hasta el punto de que el guión va tomando otra dimensión con las aportaciones de la gente». Unos días con bochorno, otros con lluvias incesantes, el lema del equipo es «a mal tiempo buena cara». «Cuando ha hecho malo, hemos aprovechado para rodar interiores. Todo va bien», añade el director.

La adaptación de «S.P.rako tranbia» es bastante libre, pero se mantiene fiel a su espíritu, según indica el realizador. «En el libro hay muchos pensamientos y nosotros hemos tenido que darle a todo eso un hilo narrativo. Ahí es donde yo he metido muchas historias mías personales. Pero, aún así, la película está muy ligada a la novela». A Aramaio la primera lectura de «S.P.rako tranbia» le generó una «emoción» especial, recordaba ayer. «Los sentimientos que me despertaron fueron determinantes para decidirme a rodarla, pese a las dificultades». Con un tono «muy naturalista», la película será, según el cineasta de Ondarroa, «de actores y de emociones». Por eso, está «encantado de poder contar con este reparto. Es un chollo». El placer parece mutuo, pues incluso un actor de la talla de Héctor Alterio sólo tiene buenas palabras para Aramaio. «Mira, los directores tienen una tónica más o menos parecida. Lo que difiere en ellos es el carácter. Hay directores que crean espacios apacibles para trabajar, espacios entretenidos, y ése es el caso de Aitzol, que, encima, está haciendo una película realmente curiosa y atractiva».

Al leer el guión, el actor argentino enseguida vio que estaba «ante una historia no corriente». Alterio describe a su personaje como alguien que «transita al borde de la razón, a punto de entrar en el estadio ése misterioso de la pérdida de la memoria, pero que en los momentos más lúcidos recupera su pasado a través de imágenes y personajes». Es, continúa, «un personaje atractivo y, encima, estoy rodeado de gente entrañable, lo que hace que los ratos de espera se transformen en una fiesta. Me gusta la idea de que estoy colaborando con Aitzol para que se incorpore a la industria».