PERFIL | Abdulah Gül
Primer presidente islamista, pero menos, de la historia turca
GARA
El nuevo presidente de Turquía, el undécimo que tiene esta República fundada en 1923 por Mustafa Kemal Atatürk, lo ha sido casi todo en la política del país euroasiático, desde diputado y portavoz del Gobierno hasta primer ministro y ministro de Exteriores. La llegada de Abdulah Gül, de 56 años, a la Jefatura de Estado, un puesto que ha tardado cuatro meses en conseguir, ha estado marcada por la polémica.
Gül nació en Kayseri, uno de los bastiones del islamismo en el centro de la península de Anatolia, el 29 de octubre de 1950. Se licenció en Economía por la Universidad de Estambul y, después de dos años en las universidades de Londres y Exeter (Gran Bretaña), obtuvo una maestría y un doctorado en su especialidad. Entre 1983 y 1991, trabajó en el Banco Islámico de Desarrollo, con sede en Yedah (Arabia Saudí).
Después, se enroló en las filas del islamista Partido del Bienestar (RP), con el que obtuvo sendos escaños de diputado en las elecciones generales de 1991 y 1995. Un año más tarde, fue nombrado ministro de Estado con competencias en Asuntos Exteriores y portavoz del Gobierno. Sin embargo, su experiencia ministerial fue breve, ya que el Ejército obligó al entonces primer ministro, Necmetin Erbakan, a dimitir. Asimismo, el Tribunal Constitucional declaró ilegal al RP y Gül perdió su acta de parlamentario.
Fue entonces cuando Erbakan, Gül y el alcalde de Estambul, Recep Tayyip Erdogan, entre otros, crearon una nueva formación política, el Partido de la Virtud (FP). El partido se vino abajo en la cita electoral de 1999. La situación que atravesaba el FP unida a sus ansias reformistas, le llevaron a desviarse cada vez más del partido. En 2001 captó para su proyecto renovador a Erdogan, que venía de cumplir una pena de cárcel por «incitación al odio religioso», y fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).
Sus propuestas, conciliadoras, asumían el compromiso de proseguir y culminar las reformas estructurales y legales destinadas a satisfacer los requisitos para el ingreso de Turquía en la Unión Europea (UE). El discurso del AKP, que se granjeó la simpatía de las masas, incidía, además, en un enfoque más social y ético para lidiar con problemas tan acu- ciantes como la caída de los estándares de vida, la pobreza y la corrupción.
En las elecciones anticipadas del 3 de noviembre de 2002 el AKP hizo realidad los pronósticos más halagüeños y se adjudicó una arrolladora victoria con el 34,3% de los votos y 363 de los 550 escaños del Parlamento. Debido a que Erdogan estaba imposibilitado para asumir la Jefatura del Gobierno en virtud de una decisión judicial, Gül fue nombrado primer ministro. Sin embargo, presentó su dimisión unos meses después, cuando Erdogan pudo tomar el cargo, y desde ahí pasó a llevar la cartera de Exteriores y a servir como viceprimer ministro del nuevo Gobierno.
Desde su último puesto, Gül tuvo que lidiar con el descontento estadounidense ante la negativa de Turquía a prestar su suelo para la guerra de Irak y se convirtió en un líder clave tanto para conseguir que la Unión Europea (UE) aceptara iniciar las negociaciones de adhesión con su país, como para mejorar las relaciones bilaterales con Siria e Irán y reforzar los lazos con las repúblicas centroasiáticas y del Cáucaso.
Gül goza de la simpatía tanto de EEUU como de la UE por su talante moderado y dialogante. Además, se desenvuelve perfectamente en inglés y árabe.
Abdulá Gül, casado y con tres hijos, es un hincha declarado del Besiktas, uno de los clubes de fútbol más populares de Turquía. Su esposa, Hayrünnisa, es creyente y siempre luce el tradicional pañuelo o hijab, lo que le ha valido el rechazo de los poderes kemalistas.
Además, es una firme defensora de la prenda islámica, lo que le ha llevado a apelar incluso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que levante la prohibición de ponérselo en las universidades e instituciones públicas de Turquía.